La guillotina en pleno… la aplicación tácita de la Ley Mordaza.
El diputado José Juan Espinosa ya lo vivió en carne propia, y si eso le hacen a un diputado, que no le harán a la gente de a pie (niñonaranja dixit).
Así que si alguien osa decir algo, tendrá que presentar pruebas por triplicado, grabación, fotografías, acta de nacimiento, boleta de bautizo y tres testigos porque si no, el verdugo aplicará todo el paso de la guadaña.
Al más puro estilo de Vicente Fox, tendremos, pues, que recurrir a nuestro propio Rubén Aguilar que salga a decir: lo que este cabezón quiso decir fue… o, de plano, instalarnos en el clásico: esa voz no es mi voz.
Dice el vozcero que una cosa es lo que digas y otra cosa es lo que quieres decir y lo que pasó en realidad.
Ya instalados en el plano chingativo, veamos pues:
En la gira por Huauchinango, una bola de rijosos irrespetuosos y malagradecidos osó faltarle al respeto al señor gobernador y que se arman los fregadazos.
Hasta el mismo vocero se mutó en guarura para que las viejas gritonas no le pegaran al jefecito.
Pues ahí tiene que en su cuenta de twitter, aseveró que no pasó nada, que todo tranquilo, que no hagamos caso a desinformantes, que todo se trató de un asunto de percepción.
Los simples mortales percibimos que se trató de un acto violento pero lo que en realidad fue es que el góber y su equipo de colaboradores organizó un campamento de verano para que los asistentes se divirtieran un rato, y los pusieron a jugar cebollitas y tamaladas.
Ándale.
Otro ejemplo:
En rimbombante acto, el presidente municipal presenta en sociedad su nueva ventanilla digital que, dice él, recortará tiempos de trámite y ayudará a acabar con la tediosa burocracia.
Pero ahí tienen que a la hora de darle play, el sistema se cayó y calló a todos los corifeos que le echaban porras al jefe.
Ese fue nada más y nada menos que pura percepción.
Nosotros percibimos que era otra volada del alcalde, igual que sus mil calles; pero la realidad es que todo estaba perfectamente medido, pues se trataba de un candado propio del sistema que activa medidas de seguridad para evitar que los ciudadanos aprendan a hacer sus trámites y dejen sin chamba a los miles de abnegados trabajadores que viven, precisamente, de las tediosas horas de espera de los usuarios, mientras ellos le entran con ganas a las tortas de milanesa.
¿Ya ve como si es mera percepción?
Si me pongo más jodón, puedo decir que eso de “abrir los ojos”, “estamos transformando Puebla”, “el gobierno del cambio”, etc, no es más que un asunto de percepción, porque eso es lo que dicen ellos, pero en la realidad, lo que se percibe es que es más de lo mismo.
Puro atole con el dedo.
