Por Valentín Varillas
Un solo mensaje en su cuenta de Twitter le bastó al senador perredista Luis Miguel Barbosa para meterse de lleno en la puja por la candidatura de Morena al gobierno del estado de Puebla.
El espaldarazo en redes sociales al proyecto presidencial de Andrés Manuel López Obrador, lo puso de golpe y porrazo muy por arriba de quienes se han movido por meses, obsesivamente, en aras de amarrar la nominación del partido de “el Peje”.
Cuenta la columna Templo Mayor del periódico Reforma, que el “tuit” fue enviado en el mismo momento en el que el poblano comía con Andrés Manuel López Beltrán, hijo del dueño de la franquicia, lo que supone que habría ya bendición de por medio.
De resultar el candidato, Barbosa sería el único capaz de plantarle frente a la intentona reeleccionista de Rafael Moreno Valle Rosas, a través de su esposa, Martha Erika Alonso Hidalgo.
Una verdadera sorpresa.
Y es que, hace unos meses, la relación Moreno Valle–Barbosa transitó de las alianzas y acuerdos, a la ruptura y la enemistad.
Apenas, en la coyuntura de la elección federal del 2015, el senador fue fundamental para, por órdenes de Rafael, hacer ganar “a como diera lugar” a Jorge Estefan Chidiac la diputación por Izúcar de Matamoros.
Barbosa fue la pieza clave en el proceso de convencer a Manuel Madero Lezama, hijo del alcalde Manuel Madero González, para que compitiera para perder como candidato en el distrito XIV.
Éste fue uno de los distritos que el gobernador Moreno Valle negoció con el gobierno federal priista como muestra de “buena voluntad” hacia el presidente Peña Nieto y su grupo cercano.
La estrategia se basaba en el triunfo arrollador de Jorge Estefan Chidiac, cercano a Luis Videgaray y, en teoría, una posición importante para perfilar los temas de interés para Los Pinos en la cámara baja del Congreso de la Unión.
A cambio, se supone que Estefan apoyaría en Puebla en proyecto de su concuño Tony Gali, quien contendería por el gobierno del estado en junio de 2016.
Barbosa cumplió con creces.
Lejos de sumar por los intereses perredistas, su estructura y su candidato operaron a favor de Charbel, con los resultados ya de sobra conocidos.
Lo normal hubiera sido que el senador cobrara sin problemas la factura.
Pero algo muy raro pasó.
Otros intereses interfirieron y, al final, Barbosa se quedó colgado.
De ahí, el cambio radical.
Cuando se dio cuenta de que no le iban a cumplir, se encargó de dinamitar los intereses de Moreno Valle en el PRD al grado de plantarle cara a Luis Maldonado, a quien el mandatario poblano había dado como única encomienda el amarrar la alianza en Puebla para la elección estatal del siguiente año.
Y entonces, Luis Miguel dejó de venir al estado, en donde era un invitado recurrente a las giras del gobernador.
Por cierto, en aquellos eventos, la constante siempre fue el torneo de alabanzas y porras entre ambos personajes.
Algunas, rayaron en la más extrema cursilería política.
Por ejemplo, en el 2013, Moreno Valle le entregó al perredista la Medalla Morelos como reconocimiento a su trayectoria política.
Dijo en su discurso que “el país requiere de políticos responsables como el líder de la fracción parlamentaria del PRD en el Senado de la República”, además de celebrar la “sensibilidad social del político tehuacanero”.
Como cereza del pastel, remató con dos frases históricas:
“La suya es una historia de éxito, de superación personal” y “Nuestro reconocimiento al político, pero en lo particular al amigo”.
Por su parte, Barbosa, en sus distintas visitas a Puebla, correspondió con creces a semejantes muestras de generosidad y cortesía políticas.
Aquí, su frase más memorable:
“En Puebla soy aliado del gobernador Moreno Valle, de su gobierno, del desarrollo y de las obras que debe realizar”.
Nada ver con lo que hoy piensa el uno del otro.
Lo que la ideología política no pudo separar, el dinero y el interés sí.
Hoy, han pasado de la miel a la hiel.
Buscan lo mismo y harán todo lo posible por conseguirlo.
La potencial candidatura de Barbosa, aunado al buen posicionamiento de Morena y el natural arrastre de López Obrador, serán ingredientes que harán muy interesante la próxima contienda por la gubernatura.
Por fin podríamos tener en Puebla un proceso electoral de pronóstico reservado.