3. ¿Qué idea tiene de la constitución?
4. ¿Cuál es el papel que debe jugar la Suprema Corte como contrapeso del ejecutivo en el diseño de políticas públicas?
5. ¿Cuál es su opinión respecto al Plan Mérida?
6. ¿Cuál es el papel que debe jugar el ejército en la lucha contra el narcotráfico?
7. ¿Cuál es su opinión respecto de la sentencia dictada por la SCJN en el caso Florence Cassez?
8. ¿Cuál es su idea de la memoria histórica?
9. ¿Cuál es su opinión de la sentencia dictada por la SCJN sobre la interrupción del embarazo?
10. ¿Cuál es el papel que debe jugar la SCJN en la reforma del sistema penal y la transformación del sistema de administración de justicia en la materia?
11. ¿Cómo podría contribuir la SCJN para que los ciudadanos tengan mayor participación en la reforma de la constitución?
12. ¿Qué papel debe jugar la SCJN en la transformación del sector energético?
13. ¿Cuál debe ser el diálogo que deba emprender la SCJN con otros tribunales supremos en relación con los derechos de los mexicanos en el extranjero?
14. ¿Cuál es su opinión respecto de la fertilización in vitro?
15. ¿Cuál debe ser el papel de la Corte en la necesaria transformación del sistema de pensiones?
A estas y otras preguntas no contestó Eduardo Medina Mora, hoy Ministro de la SCJN, porque el Senado no examinó su perfil, sino solo votó por su designación.
El nombramiento de Eduardo Medina Mora no deja bien parada a la oposición, que se vuelve a mostrar incapaz de darle brillo de legitimidad a sus decisiones. El Senado se ha conformado con el acuerdo político y ha menospreciado, una vez más, el procedimiento democrático que -en teoría- le obliga a conocer a fondo al candidato a Ministro.
Dos damnificados principales tiene el procedimiento: Medina Mora, porque su nombramiento ha quedado marcado y parece una imposición que hace recordar al IFE de 2003 (sin consenso abrumador y con negociaciones en la penumbra) y la ciudadanía, porque solo tiene una idea mediática del Ministro que será Eduardo Medina Mora.