22-11-2024 01:07:47 PM

Guiños que matan

Por Valentín Varillas 

 

Con la familia no. 

El presidente ha dejado muy claro que fracasarán aquellos que intenten utilizar a miembros de su círculo íntimo para vender algún tipo de ventaja en la carrera por la candidatura de Morena a la presidencia. 

Ebrard hoy vive en carne propia las consecuencias de hacerlo. 

Un error monumental que lo puso en el peor de los mundos. 

Los entusiastas que lo veían como una opción “moderada”, lejana al radicalismo de la supuesta consentida en la contienda, ya lo etiquetan como otra mala copia de López Obrador. 

Los fanáticos de la 4T confirman su burdo oportunismo, al tratar de colgarse de la imagen de Andrés Manuel López Beltrán, montándolo a su proyecto a través de la promesa de entregarle una nueva secretaría, en caso de ganar.  

Mal con dios y con el diablo.  

Después de semejante fracaso, será muy difícil que algún otro aspirante se atreva a ensayar siquiera algo parecido. 

Ahora bien, este antecedente ¿podría también sellar el destino de quienes se han colgado de la imagen de los precandidatos presidenciales?    

En Puebla, por ejemplo. 

Aquí, los tiradores a la gubernatura son ampliamente identificados con alguna de las corcholatas. 

No hay duda. 

Huerta con Sheinbaum, Mier con Adán, Armenta con Monreal. 

La asociación de nombres, proyectos y hasta destinos políticos, es inevitable e irreversible. 

¿Suman o restan? 

¿Se han convertido en involuntarios siameses, que inevitablemente irán juntos en todo? 

Hay quienes aseguran que así será. 

Que el ganador de la grande se lo llevará todo, absolutamente todo y que llevará mano al designar abanderados para los cargos de elección popular que estarán en juego en todo el país. 

Sobre todo, en las 9 entidades en donde se renovará la gubernatura. 

Por otro lado, existen voces que apelan al tradicional esquema de generar balances para evitar los riesgos de fractura. 

Que la pomada del hueso haga su magia y haya un reparto más o menos igualitario del pastel. 

Posiciones, cargos, puestos y candidaturas para equilibrar la fuerza de aquellos grupos que interactúan al interior del oficialismo nacional. 

Los mismos que se comportan muchas veces como auténticas tribus con vocación antropófaga, las cuales son controladas únicamente con la promesa de seguir perteneciendo a las grandes ligas de la burocracia y el servicio público. 

Como antes. 

Como ahora. 

Como siempre. 

AMLO puso el ejemplo y mandó la línea al resto de los liderazgos de su movimiento: él y sólo él llevará mano en el palomeo de los perfiles que van a competir el próximo año. 

Sobran el amiguismo, el compadrazgo, las relaciones familiares y también: los actos masivos, el acarreo y la utilización de recursos e instancias públicas para favorecer proyectos a modo. 

Tanto personales, como de grupo. 

Está muy claro, aunque algunos de plano no quieran o no puedan entenderlo. 

Así les irá. 

Va a ver. 

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