El comunicado de la secretaría de Seguridad Pública, más toda la evidencia física y gráfica que han presentado los habitantes de San Bernardino, demuestra que los más de 400 policías que participaron en la refriega, iban preparados para atacar.
Con eso, se cae la versión cacareada hasta la saciedad de que el operativo fue disuasivo, de que los policías fueron las verdaderas víctimas, que fueron ellos los agredidos por la turba enfurecida y que al final ellos (los policías) fueron los que resultaron heridos.
Sólo las propias autoridades se creen ese cuento, y en aras de lavarse la cara, han presentado “pruebas” y “testimonios” que lejos de ayudar, cada vez las perjudican más.
Anteriormente se conoció un audio en el que un mando medio le reconoce a la subsecretaria de operaciones, Ofelia Flores Ramos, que los habitantes estaban calmados pero se alebrestaron cuando los policías comenzaron a tirar los gases. Es decir, la autoridad agredió primero.
Hoy, la SSP da una relación detallada de las armas no letales que usó en el operativo:
“Los elementos policiacos que participaron en el operativo del 9 de julio de 2014 solamente utilizaron equipo de disuasión consistente en: 20 lanzadores de dispositivos de gas lacrimógeno, 13 de ellos sencillos de modelo TL1-37/38 mm, de la marca Penn Arms y 7 múltiples de modelo TL8-37/38 mm, de la marca Penn Arms; 66 dispositivos de gas lacrimógeno de largo alcance lanzados desde los instrumentos antes referidos, de la marca Combined Systems y 166 dispositivos de gas lacrimógeno de corto alcance que solamente arrojan gas y no cartuchos, de la marca Combined Systems; 426 escudos protectores de policarbonato de modelo CA, de la marca Protective Maquinal Technology; 426 cascos de protección personal y 426 bastones del modelo PR24, también de la marca Protective Maquinal Technology. “
Esta es la misma información que, en su momento, Facundo Rosas omitió presentar en su comparecencia ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Cada que se dan a conocer más detalles acerca del lamentable suceso que ocasionó la muerte de José Luis Tehuatlie, más se van aclarando muchas interrogantes.
Se confirma que, como se cuestionó en su momento al aprobarse la #LeyBala, los policías carecen de criterio para saber en qué situaciones se debe privilegiar el diálogo y la persuasión, antes que la aplicación de la fuerza bruta, a lo bruto.
Se confirma que la orden primera (y única) fue de reprimir y madrear a los habitantes de Chalchihuapan.
Se confirma que nunca hubo la intención de dialogar. Así lo constatan los testimonios de quienes escucharon cómo los policías sólo les dieron 5 minutos para dispersarse.
Se confirma que la autoridad nunca asumirá su responsabilidad directa, por ello dan a conocer el nombre de un mando medio, presentado como cordero en la pira de los sacrificios, para que sea él y sólo él, el que cargue con toda la culpa.
Se confirma que, por más que quiera Rafael Moreno Valle callar el tema Chalchihuapan, éste es un fango en el que cada vez que se mueve para tratar de salir, más se hunde.