Y es que, sobra decir que estos personajes no se mandan solos, tienen dueño y es evidente que ellos palomearon el movimiento.
A estos intereses responden cada uno de ellos:
Zenorina González Ortega – Ardelio Vargas Fosado.
Elvia Suárez Ramírez – Alejandro Armenta Mier.
Juan Manuel Jiménez García – Fernando Morales Martínez.
Alejandro Oaxaca Carreón – Enrique Dóger Guerrero.
Ramón Felipe López Campos – Jorge Estefan Chidiac.
Iván Conrado Camacho Moreno – Javier López Zavala.
La deserción de estos grises legisladores es lo de menos.
Simplemente vuelven a ser los tontos útiles de quienes como marionetas los manejan.
Además, en un congreso que desde el inicio de la actual legislatura se ha caracterizado por el comportamiento autómata y la sumisión, las etiquetas que definen pertenencias salen sobrando y nada cambian.
Lo realmente interesante del movimiento es el mensaje que mandan los padrinos políticos de cada uno.
Las señales de conspiración al interior del tricolor se leen a simple vista.
Las razones pueden ser muchas y la especulación infinita:
El proceso de renovación de las dirigencias partidistas y el intentar llevar mano en el reparto de candidaturas para el proceso federal 2015, disputar la interlocución del priismo con el gobernador Moreno Valle y una serie de larguísimos etcéteras.
Lo cierto es que, en la lista anterior, aparecen priistas que ya sea por conveniencia política o por los alcances del cargo público que ostentan actualmente, han tenido algún acercamiento concreto con el mandatario estatal.
No hay que olvidar que, hace algunas semanas, después de que el brillante delegado del CEN del PRI declarara implícitamente que la única manera de crecer políticamente en Puebla era acercándose a Rafael Moreno Valle, un grupo importante de militantes del tricolor tuvo acercamientos concretos con los operadores políticos del gobernador para llegar acuerdos que les permitan permanecer vigentes en la política local, con la única condición de que abandonaran las filas del Revolucionario Institucional.
No pierda de vista que un éxodo de priistas de medio pelo a otros partidos, puede ser el inicio de un buen Plan B para alguno de los padrinos arriba mencionados, en caso de que se cierre en definitiva la posibilidad de crecer políticamente en el tricolor.
Le repito, la especulación es infinita, pero el meollo del asunto está en los liderazgos que apadrinan a los desertores.
latempestad@statuspuebla.com.mx
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