No hay declaración o pullazo que lance la coalición panista que no sea contestada de inmediato y sustentada por su contraparte priista, diluyendo cualquier intento de golpeteo en contra del ex rector de la Buap.
El delegado priista, Fernando Moreno Peña, es un verdadero cabecilla de barrio: da la cara, grita y manotea. Su estilo no es el de un político formal, pero está cumpliendo al 100 por ciento la tarea que le fue encomendada: desarmar los obuses de los contrarios.
Si los panistas acusan juego sucio de la federación, Moreno Peña saca fotos que evidencian que el gobernador poblano tiene metidos hasta los codos en el proceso electoral.
Si los panistas acusan irregularidades en la declaración patrimonial de Agüera, Moreno Peña presenta documentos oficiales que dinamitan tal versión.
Si los panistas usan al senador Preciado para descalificarlo, Moreno Peña revira con un jab evidenciando la poca credibilidad moral de aquel que ya estuvo en la cárcel.
¿Y sus contrapartes panistas?
En la baba, viendo como una a una, el priista les gana todas.
Max Cortazar no es ni el 10 por ciento de lo que un delegado del CEN panista debería ser. Sólo ha venido una vez al estado, intentó causar polémica con la foto de un relojito que usa Agüera, pero de inmediato le aplicaron una plancha y se cayó (y se calló).
Javier Lozano Alarcón ha sido el más lenguaraz pero no ha podido sostener ninguna de sus acusaciones. Vinculó a Moreno Peña con el narcotráfico e incluso trajo al coordinador de los senadores panistas para armar una opereta que en nada ayudó a atizar al fuego, no tuvo trascendencia y en cambio, le revivieron al colimense su paso por la cárcel acusado por difamación.
Las dirigencias estatal y municipal panistas, cometen pifias una tras otra emitiendo comunicados que sólo le echan más candela al fuego en contra de su candidato, como en el caso de los terrenos de Ocoyucan.
Fernando Manzanilla Prieto se ha limitado a ser negociador para el tema de los debates, pero la coordinación se la ha delegado a otros, quienes a nivel interno traen un revoltijo de tareas delegadas y responsabilidades asumidas.
Tan desordenados están en el seno del equipo de campaña de Tony Gali, que ni siquiera suman esfuerzos al momento de replicar la presentación de los ejes rectores de su plataforma de gobierno.
Es el mismo candidato quien habla y tuitea de ello, se reparten afiches y se presenta la nota en los medios, pero ninguna de las cabezas partidistas o de campaña sale a refrendar los compromisos.
Ya ni hablar de los títeres dirigentes de los partidos PANAL, PRD y Compromiso por Puebla, autènticamente borrados de la campaña, no declaran ni se dejan ver en los eventos, siquiera para la foto.
Es cierto que cuanto a la propuesta polìtica, la coalición Puebla Unida tiene mejores argumentos, pero en el aspecto mediático y en la confrontación, la alianza 5 de mayo les está ganando la partida y no hay que olvidar que la percepción es realidad.
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