Retornando de un breve receso (tantito compromisos de trabajo en Veracruz y tantito descanso), aquí estamos nuevamente para comentar algunas cosillas que llamaron mi atención el día de ayer.
Y es que ahora resulta que las encuestas son las culpables de que se impongan candidatos en los partidos políticos.
Porque al menos eso es lo que dijeron, cada quien a su modo, tanto Jesús Morales Flores como Alberto Amador Leal, en alusión a lo que se ha comentado de que en el PRI –o la decisión del Gobernador- el abanderado a la Gubernatura será el que esté mejor posicionado en las mediciones demoscópicas.
Vaya, Amador Leal incluso pide que se prohíban las encuestas porque solamente confunden a la opinión pública.
O sea que –como dicen en mi pueblo- “ ’ora resulta…”.
Y nuevamente les va mi perorata sobre la utilidad, uso, abuso y mitos de las encuestas.
En primer lugar, como siempre, pagamos justos por pecadores. Efectivamente, algunos políticos despistados creen que publicando encuestas inventadas, cuchareadas, infladas o como quiera calificárseles, van a lograr posicionarse en el ánimo de la gente.
Pero como ya lo hemos comentado mucho: Nada más falso.
Porque nadie cree una encuesta con números absurdos. Al contrario, creo que es contraproducente publicar tonterías. La gente –el sentido común- las rechaza.
En segundo lugar, también es cierto que, en cuestión de precandidaturas, no falta el personaje que piensa que “filtrando” resultados de encuestas que supuestamente le favorecen, influirá en la decisión de su partido para que él sea el abanderado a un cargo de elección popular.
Pues sí. Eso es lo malo. En eso se han convertido las encuestas en no pocos casos.
Pero la realidad es otra bien distinta. Bien usadas, las mediciones demoscópicas son un instrumento invaluable para tomar decisiones acertadas en cuanto a candidaturas y campañas.
Las empresas serias sí que pueden dar resultados perfectamente creíbles sobre quién o quienes son los personajes más conocidos o con mejor intención de voto entre la ciudadanía. Vamos, qué mejor que la decisión sobre quién debe ser al candidato de un partido sea por medio de la medición de lo que piensa y dice la opinión pública.
Con ello se lanzarían a los mejores candidatos. Y ganarían elecciones.
Reitero: Para eso sí sirven las encuestas. No sé por qué les tienen tanto miedo o desconfianza. ¿Y saben por qué?
Pues porque si en un partido (en el PRI en este caso) se inventan una encuesta sólo para favorecer a un candidato e imponerlo, muy caro les saldría el chistecito. La votación se encargaría de demostrar que fue una tarugada el haberlo lanzado. Y la verdad no creo que ningún partido o gobernante hoy quiera perder una elección por el simple capricho de imponer a un candidato por amistad o complicidad
No. En el caso de la sucesión poblana las cosas no serán distintas a lo que ya ha ocurrido en muchos Estados del país: El Gobernador tiene a su favorito y lo impulsa y proyecta. Pero si éste no es el favorito de la opinión pública… simplemente no lo lanzan. O bien, si lo han lanzado en algún lugar, la elección constitucional se encarga de demostrar el error de la absurda imposición.
Así pues, que no se enojen los precandidatos a la nominación priísta por la utilización de encuestas como forma de conocer perfiles y figuras con mejores probabilidades. Las encuestas no tienen la culpa.
Vamos, las que son confiables.
El posicionamiento de cada precandidato no va a aparecer de la noche a la mañana. No sé por qué se enojan los que son coleros en las mediciones. Simplemente, la gente no los conoce. O no confía en ellos. O no votarían por ellos, pues.
Y aquí entraría a debate entonces el que hay una gran injusticia porque los que ocupan cargos públicos tienen mayor exposición mediática o recursos. Y sí, así es. Pero eso no se puede cambiar, por desgracia. Así es la política en todos los sistemas partidistas-electorales del mundo.
En fin.
LA NOTA AL PIE…
En el PAN se acerca un choque de trenes de los que acostumbran. Todos contra todos por la Gubernatura. Ya se preparan las lanzas. Ya se desenterraron los cuchillos. Ya se oyen los gritos de guerra. Normal. Aunque… no sé por qué tanta brinco… el PRI les lleva hoy unos veinte puntos (sí, leyó usted bien) de ventaja. Y en la capital están peor. Valiente el (la) que se anime…
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