Según diversas versiones, una de las cuales registra espléndidamente el día de hoy Pilar Pineda aquí mismo en STATUS, el Secretario de Gobernación federal, Juan Camilo Mouriño, habría estado en Puebla el fin de semana, en visita informal y nada oficial.
Al parecer, el madrileño estuvo hospedado en el Hotel Camino Real del Centro Histórico de nuestra ciudad, pues acudió a un festejo de carácter privado.
La nota en sí podría no tener mucha relevancia, pero no es así. Mouriño, junto con Germán Martínez, líder nacional del PAN, son efectivamente los dos máximos operadores electorales con que cuenta el Presidente Felipe Calderón, aparte de él mismo, desde luego.
Y la sola presencia de Mouriño desata, naturalmente, muchos comentarios y especulaciones. Se dice, por ejemplo, que ninguno de los personajes importantes del PAN en Puebla supo de la visita. Ni dirigentes –estatal, ni mucho menos municipal-, ni legisladores locales o federales (Diputados ni Senadores).
El mismo Rafael Micalco ayer, en su rueda de prensa, reconoció que ni enterado estaba de la fugaz visita de Mouriño. Incluso se aventó la puntada de insinuar que a veces los reporteros inventan. Órale.
¿No será que le dolió que uno de los dos alfiles del Presidente no se haya tomado siquiera la molestia de avisarles?
Incluso dice Pilar Pineda, quien siempre maneja datos confirmados y de una manera impecable, que en la mentada fiesta, reunión o lo que haya sido, el único que habló con el poderoso Secretario fue el panista Genaro Ramírez. Otra vez… ¿será?
Pues sea lo que haya sido (que Genaro se haya hecho el encontradizo, o algo así), lo cierto es que Mouriño sí estuvo en Puebla y no peló a los dirigentes, relacionados todos con el Yunque.
Y que no salgan tampoco que si bien no los recibió a ellos, tampoco a Ana Teresa Aranda, por ejemplo. Lo anterior, por la simple razón de que no creo que a la guanajuatense le haga falta verlo: Con toda seguridad, al ser sub Secretaria, acuerdan al menos una vez a la semana en el D.F. Digo, como que Ana Tere no anda buscando entrevistas con su Jefe, pues.
GERMAN, YUNQUE, FOX…
Lo que sí es un hecho es que la guerra por la nominación panista a la gubernatura de Puebla, pasará desde hoy por todo tipo de especulaciones, dimes y diretes.
Y también es cierto que el pleito de Calderón con el Yunque, (odio, distanciamiento, diferencias, estrategia o como quiera llamársele) definirá en mucho la puja en Puebla: Es claro que, por el momento, el candidato del Yunque poblano es Rafael Moreno Valle (al menos eso es lo que indican todas las señales), mientras que los yunques rebeldes, con Ana Teresa Aranda a la cabeza, buscan el cobijo de la propia Presidencia de la República, en la figura del Secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño.
¿Usted quién cree que gane? ¿Quien se ampara en la operación yunquista o quien busca el apoyo directo de Mouriño y sus niños malos de Gobernación? ¿O ninguno de los dos y entre un tercero en discordia (y aquí ponga el nombre que le guste: Beto Aguilar, Angel Alonso y quién sabe quién más) al amparo de Germán Martínez?
Por cierto, y ya para terminar, hablando de Germán Martínez. Resulta evidente que el impulsivo dirigente nacional panista ya anda buscando acercamientos con Fox y compañía.
Martínez quedó muy dañado por haber corrido a Santiago Creel sin cuidar ninguna forma. Los panistas-yunquistas-foxistas juran y claman venganza.
Por eso el fin de semana, Martínez Cázares fue a visitar al ex Presidente a su rancho, con el pretexto de ir como invitado a la clausura de un Curso del famoso Centro Fox. Por ahí se ven las fotos (Reforma, 22 jun.) De un Germán muy contento con Vicente y Martita, además de Carlos María Abascal, poderoso ideólogo del grupo que apoya a Fox.
Es más, Martínez le garantizó a Fox que lo incluirá como estandarte para la estrategia electoral del 2009. ¿Fox otra vez en campaña?
¿Pues no que no querían saber ya nada de él?
¿No será que el despido de Creel hizo que Fox mandara algunos mensajes que solo Calderón sabe descifrar, sobre todo en los temas de su campaña y de cómo ganó la elección de 2006?
El mensaje del ex Presidente al Presidente es, al parecer: ¿Jugamos fuercitas?
