Al gobierno del estado lo correspondieron los cuadrantes nor oriente y nor poniente de la ciudad, mientras que el ayuntamiento realizaría los cuadrantes del sur y todas las obras se ejecutarían con recursos estatales y municipales.
Pero ahí tienen que por angas o mangas se enfrió la “relación cordial” entre ambas autoridades y cada una decidió ir por su parte, con recursos propios, para cumplir con el compromiso.
De ahí que mientras el gobierno del estado terminó las calles que le correspondían en las colonias del norte de la capital, con recursos 100 por ciento estatales; el municipio distribuyó las correspondientes a la zona dentro de su programa de “Mil Calles” para poder ejecutarlas.
Sin embargo, al momento de la capitalización de las obras, toda acción de beneficio directo para las colonias de la capital se le atribuye al edil en turno, por lo que los agradecimientos se han ido, todos, para Eduardo Rivera.
Así, el pasado 25 de enero del año en curso, el mandatario estatal y su operador de Obra Pública, Antonio Gali Fayad, acudieron a la colonia Villa olímpica, ubicada en el cuadrante norponiente, en la Junta Auxiliar de Ignacio Romero Vargas.
En el acto, se inauguraron 22 calles para las que erogaron 23 millones de pesos, en beneficio de 539 mil personas. En su discurso, Moreno Valle fue enfático al aclarar que las obras se realizaron con inversión del gobierno estatal al 100 por ciento. De hecho, no hubo ningún representante del gobierno municipal en el evento.
Esta situación generó extrañeza entre los vecinos quienes continuamente preguntaban por la presencia del alcalde y no faltó el avispado que le dijera al gobernador que gracias a Lalo, hoy tenían calle.
Ahora que viene el primer informe de labores del gobierno municipal, son claras las muestras de afecto de vecinos de colonias cercanas a Villa Olímpica y otras de los cuadrantes del norte de la capital que agradecen al edil y no al gobernador, la pavimentación de su vialidad.
La percepción es clara: aún cuando las magnas obras de Moreno Valle se realizan en territorio capitalino, o en municipios conurbados (Centro Integral de Servicios); los poblanos de colonias populares y la periferia no las sienten suyas, y por lo contrario, las denostan por imprudentes y hasta peligrosas (Viaducto Zaragoza con todo y su ballena desplomada); mientras que las obras que impactan directamente en su entorno, las arropan y las agradecen al edil, aunque en los hechos, él no las haya ejecutado.
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