Desde luego, ningún panista se debe considerar sorprendido. Todos sabían que Rafael Moreno Valle no era uno de ellos y que tarde o temprano aflorarían las diferencias: De visión, de estrategias, de estilo de gobernar y hasta de ideología política.
Claro, todo ello fue temporalmente olvidado, pues Moreno valle era el único que tenía estrategia y recursos para arrebatarle el Gobierno estatal al PRI de Mario Marín. Para que la cuña apretara debía ser del mismo palo y qué mejor que un ex priísta que conociera a todos los operadores del tricolor y además la forma de ganar elecciones del propio grupo marinista. Y ganó.
Y todos los panistas se alegraron y lo vitorearon. Porque en su victoria arrastró a Eduardo Rivera y no pocos Alcaldes del Corredor “Autopista” (desde Tehuacán hasta San Martín Texmelucan, incluido Atlixco, las dos Cholulas, etc.).
No, en el caso de Eduardo Rivera y no pocos Alcaldes (aunque se enojen mucho cada vez que alguien se los recuerda), no ganaron realmente ellos. Fueron arrastrados por la “ola” morenovallista. Además de que Moreno Valle operó con mayor énfasis en el corredor ya mencionado y sobre todo en la ciudad de Puebla, pues esa zona le daría el mayor número de votos que le alcanzaran para ganarle al PRI.
No importaba si se perdía en el norte o sur del estado. Había que ganar la capital y sus Municipios circunvecinos.
Y la operación funcionó. El SNTE se movilizó. Los votos golondrinos contaron por miles. Y se ganó. Eso que ni qué.
Vaya, Moreno Valle ganó aún a pesar de Lalo Rivera. Y los dos salieron beneficiados: Rafael ganó su gubernatura y Lalo se benefició del triunfo morenovallista.
Pero bueno. Los panistas pensaron que las principales ciudades bien valían que Rafael ganara la gubernatura. Y la mayoría del Congreso. Seguramente lo podrían controlar desde el Partido y desde luego con el apoyo del gobierno federal encabezado por Felipe Calderón.
Aunque los panistas poblanos no se han caracterizado jamás por hacer buenos cálculos políticos.
Una vez que es Gobernador, por lógica, Rafael Moreno Valle también se convirtió en el principal líder del partido al que supuestamente pertenecía desde 2006. Y también por lógica desea el control del mismo para impulsar desde ahí candidaturas de personajes afines a él… aunque no sean panistas de cepa, históricos, del Yunque, del establishment blanquiazul.
Ahora todos ya hemos presenciado los primeros pleitos abiertos entre ambas facciones. Y crecerán conforme avance el proceso electoral federal del próximo año. El Gobernador quiere impulsar candidaturas ganadoras para gente de su grupo (el de panistas “no históricos” o incluso ni siquiera panistas) y los líderes del PAN en Puebla, pertenecientes todos a la Organización del Yunque, desean las candidaturas para miembros afines a ella (aunque ciertamente siempre pierdan).
Es más, yo creo que si el pleito sube de tono, entonces el Gobernador impulsará a candidatos de otros partidos que le deban la nominación y después lo apoyen en sus futuros planes. Del PRI, del Panal, del Partido Verde y hasta del PRD.
Los Pinos bien valen la operación (así como Puebla bien valía ser panista).
Y regresando al tema del pleito ya conocido entre el Gobernador y el Alcalde capitalino, creo que en este caso específico el que está haciendo un mal cálculo es el propio huésped de casa Puebla. Sobre todo en el caso del retiro de los policías al servicio del Municipio para que regresen a las filas estatales.
¿Por qué? Muy simple: Si la policía no depende del Presidente Municipal, éste fácilmente puede alegar que la inseguridad no es su responsabilidad, pues el Gobernador le quitó a los policías.
Y mire Usted que han crecido alarmantemente asaltos, robos a casa habitación en toda la ciudad, asaltos violentos a todo tipo de comercios, restaurantes y demás servicios, robos de autos y de autopartes, secuestros y hasta asesinatos en serie.
Pero una vez que Eduardo Rivera ya no cuenta con los policías… se puede lavar las manos inmediatamente. Así ocurre en otras capitales del país, donde las policías también dependen de los Gobernadores.
Ahora sí, creo que el Gobernador se equivocó. Y miren que casi todo lo que hace es producto de un serio análisis, es de reconocerse.
Pero esta vez le ganó el hígado.
¿Cuántas veces más ocurrirá en el futuro?
En fin. Creo honestamente que tanto el Gobernador como los panistas tienen o tuvieron, serios errores de cálculo.
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