Veamos. El primer domingo del mes, su partido recibió fuerte paliza –paliza- en las elecciones del Estado de México. El candidato blanquiazul nada más perdió por una diferencia de 50 puntos porcentuales frente al candidato ganador del PRI. Y aunque Luis Felipe Bravo Mena no era precisamente candidato de Calderón, el hecho sí que le pegó al ánimo presidencial.
Poco después, la maestra Elba Esther Gordillo en una larga rueda de prensa muy bien planeada, exhibió a Calderón y confirmó lo que medio México sabía: Que lo ayudó a ganar la elección de 2006 a cambio de puestos para sus protegidos en la administración pública federal. Vino el revire de parte de Miguel Ángel Yúnes. Una guerra de lodo cínico por parte de ambos.
Pero el que salió embarrado fue Felipe Calderón quien ha salido a balbucear que fue Vicente Fox el de los tratos indignos con la corrupta lideresa magisterial. Falta ver (seguro este mismo mes) la respuesta de Fox, quien seguramente la está guardando para el momento indicado.
Con el Congreso el Presidente no ha podido concretar una sola reforma trascendente. Ahora los priístas lo tienen en sus manos, pues tanto el Presupuesto como la reforma laboral necesitan de su aprobación.
Pero Calderón también se enfrentó esta misma semana con dos figuras realmente formidables: Nada menos que con el otro Poder Federal –el Judicial- y con el mismísimo ejército.
Los Jueces de este país le reclaman al Presidente que si tiene pruebas de corrupción de sus integrantes mejor las presente y no hable por hablar. Les dijo corruptos y ahora lo prueba o se retracta. Quiero ver en qué termina este nuevo frente calderonista.
Y finalmente, el gobierno federal sí que tiene molestos… a los Generales del Ejército Mexicano. Primero los manda a hacer ridículos como el de la aprehensión de Jorge Hank. Y ahora los Diputados –en forma puntual los panistas- del Congreso Federal proponen a la Suprema Corte que los militares pierdan su fuero y que ahora sean juzgados por violar derechos humanos por la propia justicia civil Y que lo aprueba la Corte.
Y quizás todas las demás broncas pasen (Calderón ya está acostumbrado a gobernar contra el sentido común y la opinión pública). Pero pelearse con el Ejército es, simplemente, una estupidez mayúscula.
Hace unas semanas platicaba yo con un par de analistas políticos y económicos nacionales y ya me adelantaban con preocupación el enojo de los militares con Calderón. Y ahora quitarles el fuero…
Y si a todo este cocktel le aumentamos la grave crisis recesiva que se avecina en nuestro país provocada por la situación norteamericana (cuyos primeros ejemplos ya se ven en Europa), seguramente a principios del año entrante, año electoral…
Preparémonos: Vienen tiempos difíciles. Sí, como el clásico de Charles Dickens.
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