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Nacimiento del Sistema Político Mexicano

La gestación de lo que Don Daniel Cosio Villegas llamara el Sistema Político Mexicano es tan remota en el tiempo y en el espacio como lo que hemos venido analizando en esta serie de artículos, pero su “parto” se dio mediante las siguientes contracciones:

  • Promulgación de la Constitución de 1917
  • Reelección y asesinato de Obregón
  • El Partido y La Gran Familia Revolucionaria
  • El Maximato y exilio de Calles
  • Establecimiento de la Monarquía Sexenal

El parto tuvo lugar la madrugada del 10 de abril de 1936, cuando Cárdenas dirigiendo a una partida militar saca a Calles de su casa (en pijama), lo lleva a un avión y lo manda exiliado a California, quedando así establecido el Presidencialismo Mexicano, también llamado la Monarquía Sexenal o la Presidencia Imperial y con ella la que según Vargas Llosa sería la Dictadura Perfecta.

Promulgación de la Constitución de 1917

El México posterior a la Constitución Liberal de 1857 y las radicales Leyes de Reforma presenció la depredación de la infraestructura y red de servicios sociales que prestaba la Iglesia Católica (educación, salud y registro civil, entre los más importantes), sin que el Estado estuviese en capacidad de suplirlos. Por lo demás, la Constitución resultó en gran medida inaplicable, pues el Estado carecía de recursos para ejercer el gobierno (no tenía capacidad de cobrar impuestos y por tanto tampoco para generar bienes y servicios públicos) salvo la de reprimir a sus adversarios y a algún malhechor de poca monta.

Don Porfirio pacifica y gobierna al país soslayando al espíritu anticatólico de las leyes, pero sin derogarlas.

La revolución, instigada para neutralizar a México cuando barruntaba la Primera Guerra Mundial como confrontación entre dos modelos políticos… uno, encarnado en Alemania como en ningún otro lado, representaba al orden y al rigor de la disciplina, a la que tanto se apegaba el porfiriato; y el otro a la libertad, la rebeldía y la ausencia de límites significado por el Sueño Americano (que   furtivamente requería de la acción de socialistas, comunistas y anarquistas para consolidar su preponderancia sobre el viejo orden).

Para eliminar definitivamente a la Iglesia, en cuanto a soporte de ese viejo orden imperante en México desde el virreinato, durante la revolución se estimula la acción de todo tipo de radicalismos, que logran insertar elementos básicos de su doctrina y programas en la Constitución de 1917, (materialismo histórico, marxismo, anticatolicismo) que no pueden ser aplicados hasta bien entrado el cardenismo, pero que con la Guerra Civil Española en su apogeo y barruntando una nueva conflagración mundial, son matizados.

La historiografía radical considera a la Constitución mexicana del 17 y a la Constitución de Weimar promulgada en la Alemania derrotada en la I Guerra Mundial como pioneras del constitucionalismo social que promueve al Estado de bienestar, que resultó ficticio, pues no permite el desarrollo de las actividades que generando riqueza hacen posible el bienestar deseado.

Reelección y asesinato de Obregón

La diarquía Obregón-Calles logró eliminar a todos los caudillos que les rivalizaban (Carranza, Zapata, Villa, de la Huerta, entre los más notables). En el supuesto de que se alternarían en el poder, Calles sucede a Obregón en el periodo 1924-28, instiga la persecución religiosa desatando la Guerra Cristera y en enero de 1927 reforma el artículo 83 de la Constitución para permitir la reelección presidencial por un periodo, aunque no de manera consecutiva, sin embargo, el asesinato de Obregón -ya presidente electo- erige a Calles como Jefe Máximo de la Revolución.

El Partido y La Gran Familia Revolucionaria

El Jefe Máximo de la Revolución convoca (22 de noviembre de 1928) a las diferentes corrientes políticas y movimientos regionales, que pese a sus diferencias y rivalidades eran afines ideológicamente  (postliberales socialistas anticlericales en diferentes matices), a una convención en la que formalizarían un gran acuerdo político para normalizar las prácticas para el acceso al poder y nombrar candidato presidencial a la elección extraordinaria de 1929.

El el 4 de marzo de 1929 en Querétaro se constituye el Partido Nacional Revolucionario como partido-gobierno que custodiado por la Gran Familia Revolucionaria, que incluía a todas las corrientes dispuestas a cohabitar en el poder que detentaría totalmente al igual que todos los cargos de la función pública, que serían usados en beneficio de sus integrantes a condición de someterse al Jefe de la Nación. Podían pecar sin penitencia siempre que respetaran las reglas del sistema.

Los primeros comicios del Partido de la Revolución fueron la elección extraordinaria de 1929, en la que el candidato oficial Pascual Ortiz Rubio contendió contra el popular político y filósofo José Vasconcelos, ex secretario de Educación Pública, respaldado por la derecha católica. Durante la jornada electoral, sicarios del gobierno abrieron fuego contra filas de votantes y los resultados oficiales fueron suficientemente escandalosos como para que todo mundo entendiera que el proceso tenía por fin legitimar a quien ya había sido designado y no para verificar una verdadera elección democrática.

El Maximato y exilio de Calles

Aunque en el acto mismo de la fundación del partido Calles profiere que terminó el tiempo de los caudillos y es momento para las instituciones, su calidad de Jefe Máximo de la Revolución lo hace caudillo -el último de ellos- iniciando El Maximato, cuando en el periodo 1928-34 bajo su batuta ocupan la presidencia: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodriguez, para luego y ya mediante un plan sexenal designar a Lázaro Cárdenas como nuevo presidente, pero acotándolo mediante incondicionales callistas en posiciones clave del gobierno, hasta el exilio del Jefe Máximo y la purga de callistas en el gobierno.

Establecimiento de la Monarquía Sexenal

Cuando Cárdenas destierra a Calles establece la ley suprema del Sistema Político Mexicano: el único Jefe de las Instituciones Nacionales es el Presidente en Turno con el preciso límite del término de su periodo constitucional, siendo su potestad cardinal designar a su  sucesor.

Don Daniel Cosio Villegas define al Sistema Político Mexicano como “una monarquía absoluta, sexenal y hereditaria por línea transversal”.

Este sistema tiene a la corrupción como lubricante, a la demagogia como combustible, y en artilugios como el tapadismo, sus métodos de operación siempre fincados en las reglas no escritas y en el estilo personal de gobernar, que permitía adecuar incluso La Constitución a la conveniencia del Presidente en Turno.

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