10-03-2025 11:22:20 AM

Punto de quiebre en Morena

Por Valentín Varillas

 

Llegó por fin el tan anunciado momento de las definiciones al interior del partido en el poder.

Sus liderazgos tendrán y que optar por dos caminos que si bien en su momento convergieron, a estas alturas parece que no tienen ya ningún punto en común.

Cerrar filas con la presidenta Sheinbaum y sumar para enfrentar los retos que tiene ante sí el país, o decantarse por aquellas viejas lealtades del pasado que en su momento fueron el trampolín para llegar a donde hoy están.

No parece haber otro camino ni tampoco lugar para las medias tintas.

El tono lo marcaron ayer quienes llevan las riendas del legislativo.

Le hicieron vacío a la jefa del ejecutivo federal por priorizar la selfie con el hijo del ex presidente.

La forma fue fondo y de manera demoledora.

Aquí no hay casualidades.

Es tradición que los operadores y asistentes de semejantes pesos pesados de la política, en cualquier nivel, lleven un seguimiento quirúrgico y en tiempo real del recorrido y actividades del o la tlatoani en turno, para seguir al pie de la letra todos los protocolos que dicta el manual del besamanos.

Por eso, en cada evento público están siempre, invariablemente, en el momento y en el lugar perfectos para maximizar su lucimiento.

Si ayer en el Zócalo no se tomaron la consabida foto con la presidenta fue simplemente porque no lo quisieron.

Y al optar por esta negativa, mandan el mensaje esperado: hoy no están sumados a ese segundo piso de la famosa 4T, seguramente porque las decisiones que ha tomado la presidenta a favor de la nación, afectan directamente sus intereses.

De todo tipo: económicos, políticos y hasta familiares.

Probablemente estén enojados por el buen manejo de la presidenta en el tema de las relaciones con Estados Unidos.

Tal vez les incomode el combate interno a los grupos de la delincuencia organizada. Por algo será.

O quizás porque la iniciativa de ley que combate el nepotismo y la reelección les pega de lleno en la línea de flotación de los cacicazgos que apoyan o de los que directamente forman parte.

Ya se manifestaron modificando lo que originalmente Sheinbaum les envío como cambios a la ley electoral.

Un acto de rebeldía impensable, bajo los estrictos códigos de disciplina que marcan el comportamiento de quienes integran el oficialismo nacional.

Vamos, jamás le hicieron algo siquiera parecido a López Obrador.

La disyuntiva es muy clara y marcará de manera definitiva el rumbo del país en el corto y mediano plazos: ¿patria o partido?

Claudia Sheinbaum, hoy más que nunca, tendrá que ejercer de manera plena y al máximo, todas las facultades legales que su cargo le confiere.

Absolutamente todas y sin ningún tipo de consideraciones.

Pésele a quién le pese y caiga quién caiga.       

En pasado y presente.

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