Por Valentín Varillas
En legítimo uso de sus derechos políticos, Claudia Rivera Vivanco y Karina Pérez Popoca se inscribieron en el proceso interno de Morena para elegir a sus candidatos (as) a gobernar los municipios de Puebla y San Andrés.
Para las dos, era el intento por regresar a una posición que ya habían ocupado.
A ninguna le fue bien en su sueño de reelegirse, en el 2021.
Claudia perdió por 21 puntos porcentuales.
Obtuvo cerca de 115 mil votos menos que el panista Eduardo Rivera Pérez.
Karina fue derrotada por una diferencia de casi el 10 % del total de los votos.
Edmundo Tlatehui tuvo 5 mil más, en un proceso en donde compitieron 7 candidatos.
Es decir, aunque hubo más propuestas que sin duda dividieron el voto opositor, el descalabro de Morena fue demoledor.
Resulta obvio que, buena parte de los habitantes de estos municipios, no les refrendaron el voto otorgado apenas tres años antes
Contundentes referéndums a sus respectivas administraciones.
Valoraciones numéricas, claras, sin ambigüedades, al margen de opiniones personales, filias, fobias y hasta géneros.
Con estos antecedentes a cuestas, era muy difícil que les alcanzara para ganar las encuestas que Morena llevó a cabo como método de selección de sus abanderados a un cargo de elección popular.
La misma que, en su propia estructura, trae implícita una medición de la rentabilidad electoral de cada uno de los perfiles a examinar, de la mano de la voluntad de militantes y simpatizantes del partido.
Pérez Popoca estaba consciente de su realidad y supo de antemano que su mejor escenario era presentarse como candidata a una diputación federal.
Claudia, por su parte, quemó naves hasta el final en la búsqueda de regresar a la oficina que alguna vez ocupó frente al Zócalo capitalino.
Todo parece indicar, por sus primeras declaraciones después de conocer la encuesta que ganó Pepe Chedraui, que también aportará su granito de arena a la cimentación del segundo piso de esta Cuarta Transformación, pero desde la cámara baja del Legislativo federal.
Si todo esto no fue así, si existe la menor sospecha de que otro tipo de factores pesaron para sesgar las mediciones estadísticas en su contra, por mínima congruencia deberían de alzar la voz y señalar a la dirigencia nacional por ir en contra de la voluntad de aquel pueblo, que además de bueno, es sumamente sabio.
¿O ya no?