22-11-2024 10:24:42 PM

“Mañaneras”, letales para la oposición

Por Valentín Varillas

 

A partir de un twit de la politóloga Denise Dresser, “liderazgos” de distintos frentes opositores se sumaron a la petición de que desaparezcan las famosas mañaneras.

No entienden, ni han entendido nada.

Con la simple propuesta muestran su miedo.

Reconocen que a través de las conferencias de prensa que diariamente lleva a cabo el presidente López Obrador, han perdido la batalla en términos de opinión pública y publicada.

Que el jefe del ejecutivo hoy marca la agenda pública nacional y sube los temas que le significan una mayor rentabilidad política y de imagen.

Siguen siendo reactivos.

Bailan al ritmo que les marca Andrés Manuel.

Y lo más trágico para ellos es que, en cuatro años y medio de gobierno, siguen actuando igual.

Con la crítica acérrima, dura y masiva -la mayoría de las veces justificada- a los deslices y exabruptos que intencionalmente sube AMLO a su discurso matutino, se han convertido en sus principales promotores.

En la caja perfecta de resonancia que fortalece el todavía mayoritario sector de la población de este país que apoya incondicionalmente a la 4T.

Son básicos, elementales.

Piensan que enarbolando la bandera de la razón, la lógica y el dato duro, van a debilitar el grueso blindaje social del que goza el presidente.

No captan que él se mueve como pez en el agua en la pista de la percepción, no en de la realidad.

Que es un genio del escape, capaz de salir bien librado de las peores encrucijadas apelando a los famosos “otros datos”.

Esos que nunca se hacen públicos porque simple y sencillamente no existen.

No pueden, ni podrán, con este creador de infinitas cajas chinas que son efectivos distractores de los verdaderos problemas nacionales.

Ya no hay antídoto que valga contra un mandatario que a poco más de año y medio de dejar el poder, muestra en promedio un 60% de aprobación.

En la era de la post-verdad.

En estos tiempos de la masificación de mensajes a través de las incontrolables redes sociales.

Hoy, que es muy difícil esconder los yerros, errores y corruptelas de quienes nos gobiernan.

Las mañaneras son un invento genial, único en el mundo.

Desde que gobernaba la Ciudad de México, López Obrador las ideó para tener presencia constante en los medios masivos de comunicación, en esos tiempos mayoritariamente contrarios a su administración.

Le funcionaron a la perfección.

Fueron el primer contrapeso efectivo al centralismo discursivo de un presidente.

En este caso, del de Vicente Fox.

Imposible que no se replicara el modelo ya como jefe del ejecutivo federal.

Tiene todas las ventajas.

Utilizan recursos públicos para llevar a cabo, todos los días, no un ejercicio de rendición de cuentas como se aparenta, sino una puesta en escena cuyo guión se compone de juicios sumarios y ataques sistemáticos en contra de quienes han sido etiquetados como “enemigos” de Andrés Manuel.

Mucho menos se trata de un tema de transparencia.

Al contrario, ha sido en los hechos un monumental ejemplo de tergiversación de la verdad desde el discurso público.

Más de 100 mil mentiras, falsedades o medias verdades se habían hecho públicas ahí al cierre del 2022, de acuerdo con cifras de la consultora Spin, que dirige el investigador Luis Estrada.

¿Y entonces?

Las mañaneras continuarán.

Su formato no va a variar.

Y la oposición nacional, como aquellos roedores del pueblo de Hamelin, serán conducidos al cadalso, moviéndose al son de la melodía que cada mañana les compone el presidente en sus ruedas de prensa.

Son patéticos.

 

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