Por Valentín Varillas
No es exagerado concluir que el senador Alejandro Armenta vivió los momentos más angustiosos de su vida política, en el momento mismo en el que Ricardo Monreal arremetía con todo en contra de Claudia Sheinbaum y por lo mismo, le pegaba al núcleo de la Cuarta Transformación.
“Claudia, para tu jauría”-fue una de las frases demoledoras que utilizó el senador rebelde para cuestionar la forma en la cual Morena está operando el tema del relevo en la presidencia de la República.
A medida que el zacatecano subía el tono de las descalificaciones, la incomodidad del poblano aumentaba de manera exponencial.
El rostro se le descomponía de forma evidente.
De la absoluta seriedad, a las nerviosas muecas, gestos y todo tipo de expresiones propias de quien ha sido obligado a estar en un lugar en donde no se quiere estar.
Es obvio que a Armenta, su padrino político le empieza a pedir pruebas de amor.
La de la semana pasada, fue una muy importante.
Monreal, en su arenga, le pega a la legitimidad.
Y no es cualquier cosa.
Se trata, ni más ni menos, del pilar principal del mito fundacional del Movimiento de Regeneración Nacional.
Su razón de ser.
Desde el inicio del sexenio y más ahora en el contexto de la discusión de una Reforma Electoral de supuestos grandes alcances, el tema del fraude electoral del 2006 -el que en teoría evitó que Andrés Manuel López Obrador llegara ese año a la presidencia-es uno de los ingredientes principales que sazonan el discurso oficial.
Poner en duda la legitimidad de los procesos internos del partido es un pase de salida inmediato hacia otros horizontes políticos.
Y ese es precisamente el miedo de Armenta.
Quedarse en este limbo en donde disminuyen exponencialmente sus posibilidades de convertirse en gobernador.
De entrada porque, su sola presencia en el evento de Monreal, sugiere una aceptación implícita a todo lo que dijo ahí el senador.
Incluyendo, por supuesto, las críticas y la descalificación a un proceso de selección de candidatos que sin duda será idéntico al que se va a utilizar en el caso de Puebla y en el resto del país.
Si no estás de acuerdo con las reglas del juego : ¿con qué cara vas a participar?
¿Se imagina semejante incongruencia?
Y la logística mediante la cual la llamada 4T va a elegir a quienes compitan por cargo de elección popular, tanto en el 23 como en el 24, no va a variar ni un milímetro.
El propio presidente ha sido muy enfático en este tema en varias de sus mañaneras.
No es extraño, por lo mismo, que el único “liderazgo” que públicamente ha dejado claro que no está de acuerdo con esto, sea el propio Monreal.
Por eso no tiene ya cabida en el partido en el poder.
Ni en el grupo político hegemónico en el país.
Las maletas estaban hechas ya desde hace tiempo; no cabe la menor duda.
A Ricardo se le podrían abrir con cierta facilidad otras puertas en su futuro político a corto plazo.
Explorar varias posibilidades.
Unas más interesantes que otras.
Ante lo esquelética que se encuentra la caballada opositora, todo puede pasar.
El problema para Armenta es que no tiene, ni de chiste, una ruta de escape similar en caso de que cierre filas con Monreal y salga de Morena.
En Puebla, sería complicadísimo que compitiera bajo el cobijo de la alianza opositora.
Es más, en el papel luce prácticamente imposible.
Intransitable en el PAN, ni siquiera en el formato de las alianzas en donde, de no ser Eduardo Rivera el candidato a la gubernatura, intentarían operar una reelección en la municipal que no supusiera una confrontación abierta con el gobernador Barbosa.
En el PRI, mucho menos.
Con o sin coalición, el Revolucionario Institucional opera ya, desde ahorita, a favor de los intereses electorales del oficialismo poblano.
Su única viable sería ser candidato por Movimiento Ciudadano si se mantiene la estrategia de este partido de ir solos en el 24, lo que equivaldría a entrar de lleno a una contienda electoral de antemano perdida.
Es esto, o romper con Monreal, lo cual podría tener consecuencias demoledoras en lo que reste de su carrera política
Como puede ver, para Armenta hoy, el despeñadero se ve muy cerca.