Por Valentín Varillas
El efecto bumerang del caso García Luna, parece haber alcanzado por fin a Facundo Rosas.
Más allá de lo que sucede en el juicio que se sigue en contra de Genaro García Luna en los Estados Unidos, por sus presuntos vínculos con la delincuencia organizada, la Fiscalía General de la República también busca elementos que comprueben aquellos pactos inconfesables que llevó a cabo como funcionario público.
Y Facundo era uno de sus hombres de mayor confianza, un incondicional cercanísimo mencionado una y otra vez en investigaciones periodísticas y declaraciones de testigos protegidos.
Seguramente, su nombre también ha salido a relucir en el proceso legal que llevan a cabo las autoridades norteamericanas.
Facundo Rosas tiene también enormes pendientes con la justicia poblana.
Además del asesinato de José Luis Tehuatlie, que llevaron a cabo policías a su cargo durante el desalojo de la autopista a Atlixco en el 2014, en el sexenio de Moreno Valle -como pasó en el de Calderón- se encubrieron, protegieron y fomentaron las actividades ilícitas de organizaciones criminales.
Las dedicadas al robo y venta de combustible de Pemex, por ejemplo.
Esta perversa sociedad entre autoridades y delincuentes que hizo que este delito creciera más de 3 mil por ciento durante los gobiernos del llamado neo-panismo.
En este contexto, no se descarta que la Fiscalía General del Estado de Puebla tenga una investigación propia sobre la actuación de facundo a su paso por la SSP estatal.
De ser así, vaya trago amargo para el actual fiscal Gilberto Higuera Bernal.
El sinaloense también logró llegar a integrar el círculo más cercano de García Luna y por lo mismo, del propio Facundo Rosas.
Ambos crecieron en el servicio público gracias a él y sin duda, avalaron en su momento las acciones, decisiones, usos y costumbres de quien fue su jefe.
La periodista Olga Wornat así lo expone en su libro “Felipe el Oscuro”:
“(HigueraBernal)…es amigo de García Luna. Personaje esencial en este entramado de compadrazgos y complicidades; amable, inteligente y de bajo perfil, Gilberto había sido Procurador de Justicia de Sinaloa –cargo que ocupó también su hermano Alfredo- desde 1999 hasta 2001. Luego saltó a las grandes ligas, donde sirvió al gobierno de Fox y de Calderón”.
Y continúa:
“De 2002 a 2006, fue subprocurador de Procedimientos Penales y Amparos de la PGR y durante el calderonato – y de la mano de García Luna-, fue titular de la Unidad de Asuntos Jurídicos de la SSP. Un sobreviviente todo terreno”.
Como Facundo, hasta ahora que parece que su buena estrella le ha volteado la cara.
Nada más sano para la justicia poblana, que Rosas Rosas sea llamado a cuentas por lo realizado durante su oscuro paso por el servicio público poblano.
Un gobierno criminal que prostituyó las instituciones para asociarse con grupos criminales y ajustar cuentas con opositores y adversarios políticos.
De ser así, Higuera Bernal tendrá que sacrificar añoranzas, amistades y simpatías del pasado, para privilegiar la institucionalidad del cargo que ostenta en el presente.
Al final de cuentas, es su deber legal y moral.
Nada más.