20-04-2024 01:58:54 AM

La locura electoral

Por Alejandro Mondragón

 

La cancha electoral está dispareja, llena de trampas y, lo peor, con un árbitro que ya la validó para que compitan los contendientes.

 

¿Cómo entender que aprueba criterios para prohibir el uso de recursos públicos para promover aspiraciones personales, cuando al mismo tiempo se valida la reelección de diputados y alcaldes/as?

 

La jornada será una locura, porque quién determinará la línea de la legalidad con la ilegalidad?

 

Los puristas electorales afirmarán que en México llegó la hora de la equidad electoral, aunque haya inequidad comicial.

 

En Europa y otros países de América donde se permite la reelección de gobernantes existen reglas claras para que nadie se pase de la raya.

Hay escrúpulos de los gobernantes si pretenden repetir en el cargo, pero en México la definición de moral es un árbol que da moras.

 

El INE, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y la propia Fiscalía Especializada en Delitos Electorales están listos para garantizar cancha pareja para los participantes, nada más que unos y otros lo harán desde la impunidad del poder.

 

Las quejas electorales se van a multiplicar por la falta de reglamentación que prevalece desde la aprobación legislativa de la reelección y que las autoridades electorales remendaron con unas reglas en las que el uso del erario, en sus distintas facetas, es la fuente que marca la diferencia.

 

Pero tampoco crea que las autoridades que pasen el filtro interno y busquen la reelección desde el cargo que ya detentan la tendrán fácil.

 

En el pecado llevarán la penitencia de la inequidad electoral, porque cada yerro y conflicto en su comunidad se lo van a endosar con creces: desde un bache hasta un hecho delictivo.

 

Los reelectos/as van a ser revisados con lupa en todos y cada uno de sus movimientos, aunque nada más falta que el INE y el TEPJF fijen un horario de entrada a las legisladores/as y alcaldes/as para dedicarse a sus labores y otro para irse de campaña.

 

Está locura quizá tenga su origen en que un Lorenzo funge como presidente del INE.

 

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