Por Valentín Varillas
El magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, Ernesto Herrera Tovar, es un personaje de alta influencia en el pleno del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Aunque en teoría, sus responsabilidades profesionales tendrían que ser completamente ajenas a asuntos electorales, cabildea, acuerda y amarra, según sus intereses políticos.
Así lo hizo en la coyuntura electoral poblana del 2018.
Herrera Tovar fue un férreo defensor de los intereses del ex gobernador Moreno Valle en el proceso de calificación de la elección poblana en el Tribunal.
Llevó a cabo un intenso cabildeo con los magistrados del TEPJF, con el objetivo de que nada se moviera y que al final, la máxima autoridad electoral de este país ratificara a Martha Érika Alonso como jefa del ejecutivo poblano.
En el ámbito político de la capital, eran de sobra conocidas sus frecuentes reuniones de definición de estrategia y de evaluación de avances con Roberto Gil Zuarth, la cara visible de las negociaciones que el grupo morenovallista llevaba a cabo con distintos círculos de influencia, para garantizar su continuidad en el gobierno poblano.
Herrera Tovar vendió que tenían una magnífica, cercanísima e inmejorable relación con quienes en ese momento tenían un mayor peso en las decisiones del tribunal, sobre todo con la entonces presidenta, Janine Madeline Otálora Malassis.
Quienes conocen de cerca la vida interna del tribunal, aseguran que esta influencia se mantiene intacta hasta nuestros días.
¿Cómo la utilizará, ahora que los magistrados tendrán que definir qué partidos competirán en el proceso electoral del 2021?
Herrera fue diputado en la LIX legislatura federal y diputado local en la ALDF; todo por el PAN.
Creció políticamente al amparo de Felipe Calderón.
Sin embargo, cuando vino el rompimiento del ex –presidente con el partido, acabo alineándose a la nomenclatura blanquiazul y optó por la institucionalidad, lo que al final le redituó.
En plena euforia aliancista, cuando PAN y PRD vivían una auténtica luna de miel, Herrera Tovar fue una de las “recomendaciones especiales” del entonces jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, para llegar al Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, en febrero del 2017.
La votación que lo llevó al cargo fue muy cuestionada a interior de la Asamblea Legislativa de la capital.
Fue parte de una lista que, en términos de la opinión de especialistas en temas legales, estaba plagada de personajes que no estaban lo suficientemente calificados para el cargo, pero que fueron electos bajo la lógica del compadrazgo, el amiguismo y los favores políticos.
Hoy, los caprichosos astros de la política lo ponen otra vez en la palestra, ahora, seguramente con la encomienda de evitar a como dé lugar, que los Calderón tengan partido político propio.