Por Valentín Varillas
Desde el inicio de su gobierno, los hispanos fueron etiquetados como los nuevos enemigos de Estados Unidos.
“Delincuentes”, “narcotraficantes”, “asesinos”, que cruzaban la frontera poniendo en riesgo el estilo de vida norteamericano.
La retórica del odio permeó en los sectores más conservadores de ese país.
Ahí, en donde se encuentra el núcleo de simpatizantes y mecenas de Mr. Trump.
Lo más granado de su voto duro.
Fueron afectados millones de ciudadanos americanos con rasgos hispanos.
El rechazo al racismo como parte medular del discurso oficial fue unánime.
Las protestas públicas no se hicieron esperar.
Los bonos del presidente cayeron en picada, en estas comunidades, en prácticamente todo el territorio norteamericano.
Hoy, el escenario es distinto.
El odio de Trump a los hispanos no ha cambiado, pero ahora los necesita para amarrar su reelección.
A partir de la pandemia, el gobierno anunció apoyos para todos.
Absolutamente todos los ciudadanos americanos mayores de edad.
Y han llegado puntuales a hispanos con residencia americana.
A través de lo estipulado en la Ley de Asistencia, Alivio y Seguridad Económica por el Coronavirus (CARES) son acreedores a “pagos de alivio” por el impacto económico de la pandemia.
A través de depósito directo en la cuenta de los beneficiarios, se destinaron dos mil cuatrocientos dólares por persona, como pago correspondiente al mes de mayo.
Una cantidad similar será depositada en el mes de junio.
Casi cinco mil dólares en dos meses.
El anuncio del beneficio, llega a los hogares hispanos a través de una muy conmovedora carta escrita en español, firmada por el propio Trump y en donde convoca a la unión de todos, al margen de razas, credos y situación económica, para “sacar, todos juntos, a América adelante”.
La estrategia comienza a dar resultados.
Le entrega de apoyos directos, sin intermediarios, es un arma política muy poderosa.
Sirve en Estados Unidos y sin duda sirve en México, en donde es la columna vertebral de la política asistencial del gobierno del presidente López Obrador.
“Si quieres más lana, vota por mí, o por quien esté al servicio de mis intereses”.
Ese es el nombre del juego político hoy.
Y en tiempos de crisis, se ve muy difícil que alguien pueda competir contra esto.
Veremos en noviembre próximo si la jugada le sale a Trump.
Para evaluar la eficiencia de la estrategia en México, habrá que esperar al 2021.
