Por Jesús Manuel Hernández
El semblante, la actitud, los discursos convertidos en reclamos, dejan entrever que el ex gobernador de Puebla, actual senador y frustrado candidato presidencial, no pasa por buenos momentos.
La sucesión en el CEN de PAN dejará de contar con la participación de Rafael Moreno Valle de quien el nieto del fundador del partido, Manuel Gómez Morín Martínez del Río declaró recientemente al cuestionar por qué él es senador y su esposa gobernadora (aunque) “no sabemos si lo sea”: “¿Y dónde queda la institución y dónde quedan los demás panistas que tiene el partido en Puebla? ¿Se reducen a Moreno Valle y su esposa?”.
Después de anunciar ir en pareja con Héctor Larios en busca del CEN, y luego de la consulta con gobernadores panistas, Larios abandonó el proyecto y dejó materialmente colgado de la brocha a Rafael senador.
Marko Cortés tendió puente de plata a Héctor Larios y le ofreció la Secretaría General del partido, cosa que aún no acaba de aceptar debido a problemas familiares, podría incluso poner como condición la entrada de secretarios adjuntos para aminorar el trabajo.
La Secretaría General del partido es clave en la dirigencia, no carga con las derrotas electorales, pero requiere de mucho tiempo pues es ahí donde se hace la estructura del partido, un asunto que a Moreno Valle le hizo brillar los ojos por aquello del 24.
Pero con la decisión de Larios, Rafael se quedó solo.
La semana pasada abandonó el pleno del senado, pese a ser vicepresidente en el preciso instante cuando la senadora por Puebla Nancy de la Sierra se disponía a intervenir en tribuna. Algo más importante tendría que hacer y seguramente lo fue, hablar con el actual presidente de su todavía partido, Marcelo Torres. Hubo quejas, pataleos, reclamos y una palabra fue la constante del monólogo “me traicionaron”.
Rafael intentará ser el dirigente de la bancada panista en el senado, pero prácticamente todos los senadores de su partido están en su contra, lo que dificulta mucho el tema y hace posible empezar a pensar en una vía alterna, en un salto, otra vez, para conformar un grupo político de alternancia donde se puedan resumir principios ideológicos, quizá más compatibles con la manera de ser del exgobernador.
Juan José Rodríguez Prats decía en 2014 cuando el PAN vivía momentos similares, sucesión en la dirigencia, que Moreno Valle no era panista, no conocía la doctrina y por tanto no merecía ser presidente.
Hace unos días, Manuel Jiménez Guzmán, reconocido Gran Maestro de la Masonería en México reveló que la llamada “Agrupación Política Avanzada Liberal” que tuvo su congreso en Veracruz, podría convertirse en nuevo partido político con “el sentido humanista de la masonería”.
Vale la pena recordar que Luis Maldonado Venegas el eje de muchas de las decisiones de Rafael, es uno de los más cercanos colaboradores ideológicos de Jiménez Guzmán.
Quizá este sea el camino que le queda al ex gobernador de Puebla.
O por lo menos, así me lo parece.
