25-11-2024 02:28:21 AM

Legitimidad

Por Jesús Manuel Hernández

 

Si bien son condenables los actos violentos y protagónicos de algunos candidatos de “Juntos Haremos Historia” en los hechos ocurridos en el hotel MM de Puebla, tampoco es aceptable el comportamiento y antecedentes de los protagonistas de la presunta mapachera de “Por Puebla al Frente” que dieron origen a las especulaciones populares y de los especialistas a presumir que en Puebla se ha cometido un fraude electoral.

El MM Gran Hotel está ubicado en los antiguos terrenos de Las Ánimas, propiedad de la familia del doctor Sergio Guzmán Ramos, coloquialmente conocido como “Teto Guzmán”, donde tuvo su fábrica de bloks de hormigón; hace algunos años se asoció con el inversionista de Jalisco, Francisco “Pancho” Martínez y consiguieron edificar el hotel, que está, muy cerca, ojo, muy cerca, de las oficinas del Instituto Estatal Electoral, con lo cual se adivina la razón de logística de haberlo contratado.

Los representantes de Juntos Haremos Historia reciben un “pitazo” que anima a los protagónicos de José Juan Espinosa y Héctor Alonso Granados a actuar en solitario y con ello advertir a quienes estaban dentro del riesgo de haber sido descubiertos.

Las ventanas de los salones ocupados por los operadores de “Por Puebla al Frente” habían sido cubiertas con bolsas negras de plástico y dentro se había montado un área donde aparecieron computadoras, impresoras, papelería electoral y cajas de cartón. Pero además la presencia de dos ilustres personajes animó a los morenistas a denunciar la existencia de una “mapachera”.

Se trata de Omar Blancarte Montaño a quien los priistas habían acusado de ser el principal operador de la maniobra electoral a favor del morenovallismo y responsable de impedir que el tricolor conservara su base de 600 mil votos. Germán Sierra, coordinador de la campaña de Enrique Doger declaró semanas antes que sabía dónde se encontraban las casas de seguridad de los operadores que cometerían el fraude.

Omar Blancarte fue cooptado por Rafael Moreno Valle desde su presencia en el gabinete de Melquíades Morales, cuando le encargó el gobernador “operar” en Tehuacán.

Blancarte se inició muy joven en las labores electorales al lado de Pedro Luis Salazar, el experto electoral de Blas Chumacero y luego crece en la Comisión Estatal Electoral de Puebla junto con Antonio Sánchez Loaiza experto electoral de Constantino Sánchez Romano.

Moreno Valle lo contrata para hacer las proyecciones de electores y votos en casilla, el manejo de funcionarios electorales y representantes de partido.

El otro personaje importante es Israel Mancilla Amaro quien junto con Óscar Pérez Córdova pertenecían al grupo de protegidos de Pablo Rodríguez Regordosa. Entre los panistas tradicionales eran conocidos como “Los marranos” por sus actividades ligadas a la legalización de mujeres cubanas a través de matrimonios pactados con mexicanos, asunto que animó varias denuncias dentro del partido.

En un principio a Israel Mancilla y a Pérez Córdova, Moreno Valle no los aceptaba, los consideraba “abogadillos trinqueteros”. Pero con el tiempo sus servicios en temas electorales le fueron útiles, sobre todo cuando hubo de quitarse del camino a Rafael Micalco para quedarse con el control del partido, fue entonces cuando Mancilla creció y a cambio le pagaron haciéndolo “magistrado”. Pérez Córdova se consolidó como el representante del PAN ante el IEE.

Los escándalos vividos en el proceso electoral de Puebla han sido presentados en las instancias legales, pero también han trascendido a los espacios periodísticos internacionales. Las caricaturas en los diarios mexicanos han presentado al ex gobernador Moreno Valle como cacique, mapachero y responsable del fraude, pareciera que el objetivo no es Martha Erika, sino el esposo y presunto senador.

Por si fuera poco, al interior de Morena hay un agravio que no ha sido sellado, César Yáñez, el asesor en comunicación y vocero de López Obrador es novio de Dulce María Silva Hernández, quien pasó un año y dos meses presa en el Cereso de San Miguel por órdenes del gobernador Moreno Valle al considerarla responsable del fraude cometido por Edmundo Tiro Moranchel. En su momento López Obrador y varios militantes de Morena en Puebla acusaron el tema como una detención con fines políticos. El agravio ahí sigue. Y será notable en unos meses cuando Yáñez y Silva se casen en Puebla y tengan como padrino a “ya saben quién”.

Finalmente, las autoridades locales han reconocido el triunfo de Martha Erika Alonso, con una pequeña ventaja sobre Luis Miguel Barbosa quien está decidido a impugnar el resultado apoyado por la dirigencia nacional de su partido.

Tal vez no sea tiempo de convocar al duelo, pero tampoco de echar a volar las campanas, pues el tema socialmente está muy arraigado y será difícil cerrar las cicatrices.

López Obrador tiene ante sí el primer escenario donde puede demostrar si en su gobierno se hará justicia, se combatirá la corrupción y la impunidad, el caso de Puebla, y un presunto fraude le puede perseguir el resto de su gobierno. Y si bien es importante demostrar quién manda en Puebla, también lo será echarse al río en busca de la legitimidad.

O por lo menos, así me lo parece.

 

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