Por Jesús Manuel Hernández
A todos les ha quedado claro que Ricardo Anaya también sabe negociar en lo oscurito y que los “acuerdos” están por encima de las ofensas. Durante su visita a Puebla no descalificó a Martha Erika Alonso, y tampoco la apoyó plenamente, igual le hizo el ex gobernador Moreno Valle cuando se retiró de la contienda, con lo que quedan mano, “ni tanto que queme al santo, ni poco que no lo alumbre”.
La ficha de cambio ha sido Eduardo Rivera para la capital a manera de garantizar los votos panistas a favor de Anaya, porque los estatales están en duda.
Los asesores de Anaya intentaron rectificar la decisión del acuerdo con base en la información recabada en el interior del estado sobre la verdadera imagen y prestigio del exgobernador, pero de nada sirvió.
Visto así el asunto, las predicciones de los expertos electorales no varían mucho, Martha Erika será candidata por el Frente, y ante la indefinición del PRI por saberse a quién lanzará, los ojos voltean a Luis Miguel Barbosa, quien, podría convertirse en el próximo gobernador de Puebla, si los tricolores no logran romper la opción de otros acuerdos “en lo oscurito”.
O por lo menos, así me lo parece.