Para “cumplir” con dichas recomendaciones, en la citada secretaría se hizo una limpia de elementos que participaron en el fallido operativo del 9 de Julio en San Bernardino Chalchihuapan.
De acuerdo con el parte oficial, el 15 de septiembre se dio de baja a Federico Hiram Vargas Morales, Director General de Coordinación y Protección Interinstitucional, quien estuvo directamente involucrado en el operativo. Inclusive, su nombre ya no aparece en ese cargo en el portal de transparencia del gobierno.
Sin embargo, en los hechos, Vargas Morales sigue trabajando en la dependencia, usando vehículos oficiales y recibiendo informes por parte de sus icondicionales subordinados, Gabriela Bolaños Lezama y a Freddy Duque Paz, a quienes nombró como encargados de despacho, sin tener las facultades para hacerlo.
Fuentes confiables al interior de la dependencia confirmaron que Federico Hiram Vargas Morales continúa usando la camioneta RAM doble cabina color blanco con placas SJ70315, el vehiculo Chevrolet Cruze color gris con placas TBY7582 y un jetta gris con placas TXD9298, el cual es usado por su esposa para viajar a la ciudad de México. Todos los vehiculos son manejados por elementos del grupo Alfa que fungen como choferes para él y su familia. Acuden todos los viernes a cargar gasolina en la estación del bulevar 5 de mayo y Calzada Zaragoza.
Todos los días, a cualquier hora, Hiram Vargas recibe de sus empleados de confianza ya citados, un reporte pormenorizado de todo lo que ocurre en la dependencia, a quienes también les da instrucciones de cómo y en dónde entregarle alguno de los vehiculos, les dicta la forma en que van a justificar el uso del mismo, e inclusive les autoriza las firmas para la recarga de combustible.
Se sabe que son ellos, sus empleados de confianza, los que triangulan para que Vargas Morales siga recibiendo su sueldo íntegro, pese a la insistencia de que ya no trabaja en la dependencia.
¿Cómo la ve?
Qué se podría esperar del proceder de estos malos elementos, si su jefe directo, Facundo Rosas, responsable de la represión y la muerte de José Luis Tehuatlie en Chalchihuapan, solo recibió una mísera multa y un jalón de orejas.