En su incursión en el mercado de las franquicias, el gobernador de Puebla ha encontrado en la cadena de cafeterías Punta del Cielo, una excelente opción.
Además de los Coffee York que regentea el secretario de Turismo, Punta del Cielo también ha encontrado en el gobierno poblano un excelente socio.
De las más de 20 franquicias que tiene en la capital del estado, por lo menos 3 de ellas son propiedad del gobierno y están ubicadas en inmuebles oficiales: la primera, situada en la zona de los Fuertes de Loreto y Guadalupe; la segunda, recién inaugurada en la explanada del CIS y la tercera, que ya fue anunciada para el Parque Ecológico.
Lo destacable del caso es que el enlace autorizado por la empresa mexicana para negociar sus franquicias en Puebla es Jaime Isidro Rosas Carrillo.
¿Le suena el nombre?
Debe ser, porque fue uno de los más mencionados al principio de la administración morenovallista como parte del grupo de ex funcionarios estatales en tiempos de Mario Marín, acusado de múltiples irregularidades.
Vamos, hasta en la cárcel lo querían poner.
Jaime Isidro Rosas Carrillo fue el brazo de derecho de Alfredo Arango en la Secretaría de Salud.
Hace 3 años, el actual gobierno del estado se encargó de difundir su negro historial.
Fue Secretario particular de Arango en el ISSSTEP, de 1994 hasta el 2005.
A partir del 1° de febrero de 2005 fue nombrado subdirector general de Finanzas y Administración del ISSSTEP, cargo que desempeñó hasta julio de 2009.
Fue coordinador de Administración y Finanzas en los Servicios de Salud en el Estado de Puebla (Secretaria de Salud).
Como subdirector General de Finanzas y Administración del ISSSTEP, manejó los recursos financieros del organismo para la compra de todos los insumos. Fue el responsable del manejo de los fondos de pensiones y vivienda, así como las inversiones del Instituto.
Fue señalado por diversas irregularidades en el pago y condiciones de las estimaciones para la construcción y equipamiento del nuevo hospital de especialidades.
Se le acusó de entregar contratos jugosos, sin licitación de por medio, a favor de amigos y socios.
Se le imputaron transferencias de recursos de programas sin contar con la autorización de la Junta de Gobierno. Fue el responsable del trámite de pago de facturas mal elaboradas por la empresa Farmacias “El Fenix”.
Se le acusó de enriquecimiento ilícito, pues incrementó notoriamente su situación económica.
Curiosamente, el único que pisó la cárcel fue su ex jefe y amigo, Alfredo Arango García.
Hoy, ya se sabe, no sólo fue perdonado por el gobierno de Rafael Moreno Valle, sino que sirve de intermediario, con una jugosa comisión de por medio, para que el gobierno del estado amplíe su actividad empresarial.
¿Cómo la ve?
Como dijera Vespasiano: “Pecunia non olet” (El dinero no huele).
