Ignoro si no preparan antes su discurso y confían a ciegas en lo que su intelecto les dicte en esos momentos, pero parece que los rebasa el problema, se apanican con la atención que pesa sobre ellos y, literalmente, les da diarrea verbal.
De nada sirve a los gobernantes en turno, ávidos de lavarse las manos ante cualquier situación de crisis, mandar a sus emisarios a dar una postura oficial, si estos, lejos de abonar para desactivar los agravios, terminan empinándolos.
Valentín Meneses fue, durante muchos años, la mano derecha de Mario Marín en la relación con los medios de comunicación.
Al creador del grupo conocido como “Los niños cantores” del ex gobernador poblano, le fue conferido de manera natural el rol de “frontman” ante la crisis por el Lydiagate, pues hasta entonces era reconocida su habilidad para enamorar a los medios de comunicación, echárselos a la bolsa y capotear cualquier situación.
Pero su campechana declaración de que a Marín y a Kamel Nacif los había invadido el espíritu navideño en aquella llamada teléfonica, no solo no desactivó el problema, sino que además, le significó ser marginado de la posición, siendo sustituido por Javier Sánchez Galicia, quien logró desarmar una bomba con gran potencial devastador, lo que permitió a Marín concluir su sexenio.
Hoy, que el gobernador Rafael Moreno Valle enfrenta la primera gran crisis social y mediática de su administración, por la aplicación desmedida con consecuencias funestas de su controversial #LeyBala, en nada le abona el tibio papel que ha jugado su encargado de la seguridad interna, Luis Maldonado Venegas, quien sin cuidar las formas, convirtió su “parte oficial” en un vulgar acto circense con sus “piedras de gran calibre”.
Ello y sus nulas pruebas que demuestren la versión gubernamental, no han hecho si no aventarle más leña al fuego, avivando las críticas,
Ante esta pifia, en la que son copartícipes los medios del Tripack porque con su omisión sobre el tema también echan su paladita de carbón a la hoguera, a Rafael Moreno Valle no le queda otra más que seguir soltando cañonazos millonarios en los medios de comunicación nacional, que en su mayoría han mostrado muy poco o nada, del tema.
Mención aparte de sus dos “voceros”, quienes lejos de ejercer en los hechos su papel, también se han escondido tras columnistas y reporteros a sueldo, sin lograr mejores resultados, porque la madriza sigue.
Colabordores tan chambones que no cuidan la legua o que se esconden en los momentos de mayor apremio, están para aplicarles el: “no me defiendas compadre” o el “calladito te ves más bonito”.