Será amplia la agenda que abordarán los Presidentes de México y Estados Unidos y el Primer Ministro de Canadá, aunque obviamente los mandatarios partirán de las reformas aprobadas en México en el primer año de Enrique Peña Nieto.
Desde un principio, el Departamento de Estado de EU dijo que el interés de los tres mandatarios es discutir “cómo hacer progresar la prosperidad norteamericana, el liderazgo norteamericano en energía y cambio climático y la seguridad ciudadana”.
Por consiguiente, los dos vecinos del Norte tienen la mira en un sector: el energético; la inversión en petróleo y derivados.
Y el tema de “seguridad ciudadana”, si bien es muy amplio no dude que se centrará en cómo se enfrenta en México la presencia del narcotráfico, de la delincuencia organizada; cuál es la diferencia con el anterior gobierno panista y las garantías que se dan a los extranjeros y a las inversiones foráneas en territorio nacional.
No se trata de “reabrir” el Tratado de Libre Comercio, sino de ver cómo lo pueden fortalecer, de impulsar la competitividad, el comercio y las inversiones.
Al tener México más de 40 tratados de libre comercio, hasta cierto punto el TLCAN ha perdido la fuerza de hace 20 años cuando entró en vigor (1994), y el objetivo es que América del Norte sea una región lo suficientemente fuerte ante otras, sobre todo Europa.
Así, en el papel, la agenda de la Cumbre trilateral resulta amplia y atractiva, el punto estará en los acuerdos que al final logren los mandatarios, y que México tenga una participación mucho más activa y con beneficios concretos dentro y fuera.
Los próximos dos años serán fundamentales para la región ya que en Estados Unidos Barack Obama concluye su mandato y con el relevo presidencial, obviamente, modifica la agenda en la zona y con el resto del mundo de acuerdo a los intereses del país y del mandatario en turno si es republicano o demócrata.
Canadá -por el momento- es una incógnita porque el Primer Ministro Stephen Harper lleva once años en el cargo, como clara muestra del apoyo que tiene del Parlamento y de la población de su país, y a México aún le restan cinco años con Peña Nieto.
Así que México tendrá que aprovechar bien estos dos años para que haya reciprocidad en el trato y en beneficios con sus vecinos del Norte, de ahí las amplias expectativas de lo sectores productivos para redefinir la relación y contar con mejores herramientas para que puedan prevenir y/o enfrentar en mejores condiciones problemas que lleguen a presentarse como las recientes crisis económicas.