Resultará interesante escuchar a los empresarios poblanos hablando de “transparencia” en sus compañías y en los organismos que los representan, cuando participen en la mesa que se realizará como parte de la Semana de Transparencia organizado por el municipio poblano. Sobre todo, que durante los últimos meses organismos empresariales y sociales han sido críticos respecto a recién aprobada Ley de Transparencia en Puebla, y del actuar del gobierno local.
¿Se aplicará el dicho popular: Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio?
La opacidad y, por ende la corrupción, no es privativa de sector público. Está demostrado, en las encuestas de Transparencia Internacional por ejemplo, los niveles de corrupción que imperan en los países y donde, por supuesto, toman parte empresarios de todos los niveles cuando se trata de ganar contratos de obra pública obtener licencias o permisos.
Los ejemplos más claros de la ausencia de transparencia en el sector privado fueron los sonados casos de Enron, Xerox, Banexto, Worldcom, y de varios más que llevaron a la quiebra patrimonial a cientos de inversionistas y al desempleo de miles de personas, que creyeron en “su empresa”, que confiaron en lo poco que les daban a conocer sus dirigentes, y en el panorama exitoso que la mayor parte del tiempo les presentaron.
Lamentablemente, los empresarios poco o nada saben sobre cómo aplicar la transparencia en sus negocios.
Recientemente hablamos sobre el tema con algunos industriales, y de inmediato se defienden y argumentan que no tienen porqué hacer pública información puntual de sus negocios porque hay “secreto industrial”; que no van a difundir “sus estrategias a la competencia”, y mucho menos van a dar a conocer la realidad económica de la empresa, sólo informan de ello a Hacienda y al Banco (y eso parcialmente, porque para eso tienen contadores y financieros que les eviten pagar cuantiosos impuestos). Al mismo tiempo se quejan de las exigencias de consumidores y de obreros por hacer pública la información de los contenidos de sus productos, la seguridad de éstos; quiénes son sus proveedores, de cuánto pagan a los trabajadores o el trato que les dan.
Algunos señalaron que estos últimos requerimientos sobre todo información al consumidor tanto del producto como de la forma en que opera internamente, implican mayores gastos y pone en riesgo la estabilidad de la empresa.
Definitivamente la transparencia tiene que ver con valores, con la ética empresarial. Así como se le exige al gobierno actuar de manera transparente, porque está obligado a rendir cuentas a la población, también las empresas están obligadas a informar cómo operan y bajo qué principios se rigen.
Así, el gobierno corporativo de una empresa debe tener como piedra angular la transparencia, pues denota que opera con un Código de Etica, con un Código de Buen Gobierno, que regula el actuar de sus consejeros y administradores.
Lo anterior no sólo es para las empresas que cotizan en mercado de valores, donde deben manejar abiertamente toda la información financiera, de producción y proyectos, sino para cualquier compañía, chica o grande, con influencia regional o internacional. Cualquiera tiene una estructura operacional, cuenta con obreros y empleados, y por supuesto ofrece un servicio o un producto a terceros.
Saber cómo opera la empresa es importante y necesario. Cómo logró el contrato con otra firma privada o con el gobierno; cuáles son las prácticas laborales y financieras que tiene para mantenerse en operación.
Una empresa que obtuvo contratos mediante corrupción, no es digna de confianza y no puede exigir lealtad de sus obreros si el dueño y directivos no actúan de la misma forma, y mucho menos el consumidor puede confiar en la empresa con la duda razonable o comprobada de que el producto sea de baja calidad y que en su elaboración se socavaron los derechos de otros.
Actualmente no hay empresa que en su sala de recepción o en las principales oficinas o áreas de producción no cuente con los letreros sobre Visión, Misión. Y si tales principios los trasladamos a la práctica diaria, es muy probable que en pocas de ellas haya congruencia entre lo que profesa, cómo actúa con su personal y con el consumidor, y cómo logra sus metas de producción y ventas.
Incluso, habría que recordar que la gobernabilidad de la empresa no sólo está en sistemas de gestión, en capacidad técnica o administrativa, y tampoco es cumplir con las normas o las leyes tal cual. Sino que se requiere de una formación ética de los directivos -en primer lugar- y del personal, y de la rendición de cuentas. La gobernabilidad es contar con políticas normas y valores como herramienta para conducir la acción de las organizaciones.
Ejemplos de falta de transparencia en empresas hay muchos, lamentablemente. La existencia de despidos injustificados, no informar sobre las indemnizaciones que por ley corresponden (tratar de pagar menos siempre), eludir y evadir impuestos; manejar sigilosamente posibles cambios en la estructura organizacional, los relevos en los mandos; no informar sobre la situación real de la empresa y el mercado en el opera, no hacer público el cambio de razón social o realizar el cierre de la fábrica de un día a otro.
Estas situaciones son graves fallas éticas, son actos de corrupción que al final pagan los trabajadores, pero sobre todo los consumidores con aumentos de precios, y artículos de mala calidad, y también los accionistas al ver disminuir sus dividendos o el gobierno al tener una menor recaudación de la calculada.
Si las empresas aplicaran la transparencia les iría mejor en todos los sentidos.
Cómo puede y deben ser transparentes las empresas privadas? Para empezar operar con un Código de Etica, aplicado al dueño, a los directivos y por supuesto a todo el personal; informar a los consumidores y a los trabajadores quiénes son sus proveedores, bajo qué reglas los elige. Ejecutar sistemas de monitoreo interno y externo que sean confiables; que las normas laborales que fija son las que marca la ley nacional y los organismos internacionales.
Informar de qué está hecho el productos, cuáles son los riesgos que se corren si se utiliza mal, por ejemplo.
Con transparencia, con gobernabilidad, una empresa tendrá una mejor rentabilidad, cotice o no en el mercado de valores. Será más confiable para todos y será más exitosa.
¿Cuántas empresas y empresarios son transparentes en Puebla?