Claro que habrá que ver los rubros a calificar.
Si las calificaciones se otorgan por el nivel sumisión, levantar el dedo y hacerle al tipitoche con posturas tibias dizque opositoras para que a la mera hora todos le quemen incienso al tatiasca, pues sí, tienen 10 de calificación.
Esta legislación a punto de terminar pasará a la historia como la más “hincapaz” ante el poder ejecutivo. (El término es de todos conocido, no creo necesario el explicarlo, ¿o sí?)
Si yo fuera Mario Riestra no andaría presumiendo el “logro” de haber subido la calificación conforme a lo obtenido por su antecesor Edgar Salomón Escorza.
La prueba más reciente de que el Congreso no es más que una mera mesa de trámites para Rafael Moreno Valle fue la aprobación fast-track de todas las cuentas públicas del gobierno, de ayuntamientos, de la BUAP, de ex ediles, etc.
No hubo ni una sola iniciativa de ley enviada por el mandatario que mereciera siquiera un cambio de comas, una observación, una corrección; todas pasaron ipso-facto.
De ahí que resulte ridícula la presunción de calificaciones hechizas, como ridícula inocua postura de algunos legisladores de “oposición” que una vez pasado el proceso electoral, se acordaron que tienen gónadas y comenzaron medio a criticar, en tribuna, las últimas acciones de Rafael, aunque ya en corto, rezan a Judas para para aplaque la ira del patrón.
Que Edgar Salomón suba a tribuna a criticar el despilfarro en la Rueda de la Fortuna o los elevados índices de pobreza, avalados por el Coneval, es simplemente asqueroso, cuando se sabe que siendo él presidente del Congreso, se dio la mayor abyección legislativa de toda la historia.
Lo bueno es que estos serviles diputados ya se van.
Lo malo es que la viene, no canta mal las rancheras y tendrán un año 8 meses más de tiempo para igualar y superar, por mucho, lo “logrado” por los de ahora.
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