Por Valentín Varillas
El dedo en la llaga lo puso Omar García Harfuch en la mañanera del martes.
Hizo públicos datos duros que indican que Adán Augusto López sabía desde hace tiempo que Hernán Bermúdez Requena era un delincuente.
Y que a pesar de esto, decidió elegirlo para encabezar la fallida estrategia de seguridad pública en Tabasco.
El Secretario de Seguridad Pública habló sin tapujos del pasado del hoy prófugo de la justicia y quién se ha convertido en el involuntario verdugo de la carrera política de quien fuera el personaje más poderoso del sexenio pasado.
Dio a conocer que desde 1999 se le investigaba por sus probables vínculos con células de distintos grupos de la delincuencia organizada y que estuvo involucrado en el asesinato de un ganadero en el 2006.
Estos antecedentes bastaban para que Adán optara por algún otro perfil para entrar a uno de los cargos claves de su gobierno, si es que, como se asegura en el discurso, se hacen análisis exhaustivos de quienes aspiran a ocupar la posición.
Es evidente que, en los hechos, resultó todo lo contrario.
Que el entonces gobernador de Tabasco, lejos de considerar en la elección los intereses de los ciudadanos de su estado, optó por un personaje con las ligas y contactos necesarios para facilitarle el amarre con los grupos delincuenciales que operan ahí.
García Harfuch confirmó también que desde el 2024 había indicios de la conducta criminal de Hernández Requena, lo que supone que Adán Augusto pudo haber utilizado el enorme poder que tuvo en la administración anterior para hacerse de información privilegiada y facilitar la fuga de su protegido.
Omar informó de todo esto por línea directa de la presidenta, que le abrió foro en su conferencia matutina, el evento más seguido por los medios de comunicación nacionales y las cuentas más influyentes en redes sociales.
Había una intención clara de masificar el contenido.
Un misil demoledor de Sheinbaum a quien le ha jugado las contras desde el inicio del actual gobierno.
Hay también mensajes de la jefa del ejecutivo federal en las ausencias de Andy López Beltrán y de Ricardo Monreal en el Consejo Nacional de Morena.
Y por supuesto, en el hecho de que Fernández Noroña no vaya a repetir como presidente de la Cámara de Senadores.
El corte del cordón umbilical con el pasado continúa en el fondo, más que en la forma y será irremediable e irreversible.
