03-11-2024 07:24:21 AM

“Maximatos” y contradicciones

Por Valentín Varillas

 

Critican a la presidenta Claudia Sheinbaum a través de sus cunetas en redes sociales.

Comparten, masifican y promueven alegremente, memes, burlas y demás insidias en donde se pone en duda su autonomía en el ejercicio de gobierno.

Le dedican, de forma obsesiva, todo tipo de adjetivos en donde suponen que es, simplemente, un apéndice de Andrés Manuel López Obrador.

Pero aquí no dijeron nada cuando Moreno Valle rompió aquella máxima de que “gobernador no pone gobernador”.

Aplaudieron gustosos cuando uno de sus incondicionales, José Antonio Gali Fayad, llegó a la jefatura del ejecutivo estatal.

Más adelante, celebraron con júbilo excesivo el nombramiento de Martha Érika Alonso como abanderada del PAN y su posterior unción como la primera gobernadora mujer en la historia de Puebla.

Haberla fustigado únicamente por su relación personal con quien en ese momento era el jefe del grupo político hegemónico en el estado, hubiera sido de un reduccionismo absurdo.  

Además de una injusticia monumental.

Anular en el análisis la capacidad individual para estar a la altura de una determinada responsabilidad en la política o el servicio público es de una parcialidad aberrante, que normalmente responde a filias y fobias políticas o personales.

Gali y Alonso fueron en otro tiempo víctimas de lo anterior.

Y sus compañeros de partido defendieron, con toda razón, la injusticia de la que estaban siendo objeto.

Algunos de sus entonces críticos, hoy se rasgan las vestiduras por los sistemáticos e injustificados ataques que recibe la presidenta.

Nos dan elementos para concluir que al final, todos resultan lo mismo.

Que son iguales.

Pierden de vista que, en este imparable, cíclico torneo de inconsistencias y contradicciones, nadie gana.

Porque la revancha y el desquite como métodos para dirimir diferencias políticas ya no alcanza para poner sobre la mesa de discusión qué es lo que realmente necesita este país.

El “ojo por ojo” nos sigue separando, dividiendo, arrojándonos a unos extremos en donde los blancos y negros predominan en el crisol del análisis, aniquilando como nunca los deseables y necesarios grises que siempre enriquecen.

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