Por Valentín Varillas
Cerca, muy cerca de la presidenta electa estuvo el gobernador de Puebla durante el sexto informe del presidente López Obrador.
Además de estar físicamente en el mismo lugar, el trato entre ellos fue muy cálido, cordial; deferencias que en términos de los usos y costumbres que caracterizan a las grandes ligas de la política nacional, están reservados únicamente para los pocos que gozan de una confianza absoluta.
Para los que se consideran “de casa”.
Hay imágenes de sobra que obran como prueba fehaciente de lo anterior.
El lugar de auténtico privilegio que Céspedes Peregrina ocupa en el ánimo de Sheinbaum Pardo ha sido ganado a pulso.
Fue en Tepeaca, después del informe legislativo del hoy jefe del ejecutivo estatal, en donde los liderazgos de Morena en Puebla se decantaron por el proyecto presidencial de la ex jefa de gobierno de la CDMX.
Ya como gobernador, Céspedes no se movió un milímetro.
Apoyo a Sheinbaum siempre, a veces contra viento y marea.
Y esto, en términos de política real, tiene un simbolismo demoledor.
De ahí que la primera mujer presidenta del país considere al estado como un baluarte político de mucha importancia para garantizar el segundo piso de la llamada Cuarta Transformación.
Porque en términos electorales, la entidad le cumplió de sobra al oficialismo.
Aquí se ganó todo y por paliza.
Se aportaron más de 2 millones de votos para la candidata presidencial.
Las 16 diputaciones federales sumaron al objetivo de tener una mayoría calificada en la cámara baja del legislativo federal.
Los dos senadores que le corresponden al estado, aportan la hecho de que falte sólo uno para que se viva la misma realidad en términos de representación política.
Además, Puebla suma un gobierno estatal más en el concierto nacional, lo que le facilitará a Claudia el aterrizar sin obstáculos sus programas prioritarios en la gran mayoría de las entidades federativas.
Cierra la pinza el hecho de que Alejandro Armenta navegará con un congreso afín, gracias a que su partido ganó todos los distritos locales que estuvieron en juego el pasado 2 de junio.
Mejor, imposible, para los intereses del grupo hegemónico que gobierna y gobernará el país los próximos seis años; por lo menos.
Se cumplió a cabalidad con los objetivos trazados desde Palacio Nacional.
Por cierto, el gobernador Céspedes Peregrina siempre tuvo la interlocución única con Claudia Sheinbaum.
Nadie más.
Y nunca la soltó, faltaba más.
De ahí el que haya un futuro promisorio en el próximo gobierno de la República.
Los oportunistas que lucraron con una supuesta relación cercana que nunca fue, mostraron su verdadero valor cuando llegó el momento de las definiciones.
Se revelaron chiquitos, muy menores.
Hay que ver nada más dónde acabaron.
Y lo peor para ellos es que no les da, ni les dará para más.
