Por Valentín Varillas
Ayer se cumplieron 12 años de la fundación del Movimiento de Regeneración Nacional.
En este contexto, liderazgos del partido en el poder subieron todo tipo de mensajes alusivos a esta fecha a través de las redes sociales de distintas plataformas.
Aunque la enorme mayoría fueron prácticamente idénticos en la forma -un burdo torneo de lisonjas y alabanzas al presidente López Obrador- en el fondo de dieron diferencias importantes.
Y es que, quienes oficialmente son fundadores del movimiento, hicieron todo lo posible por resaltarlo.
Una y otra vez, hasta de manera obsesiva.
La intención obvia fue diferenciarse del resto de sus compañeros.
De quienes no acompañaron a AMLO desde el inicio de su lucha y que inclusive, llegaron a atacarlo públicamente, a enfrentarlo en lo político y hasta fueron adversarios de sus candidatos en alguna coyuntura electoral.
Todos, lógicamente, se formaron políticamente en otros partidos.
Pero no todos decidieron abandonarlos en el momento en el que Andrés Manuel se lanzó a la aventura de construir uno propio.
Esto marca de manera irremediable.
Algo saben de la importancia que tendrá esta especie de “derecho de casta”, quienes lo utilizaron como materia prima para su mercadotecnia digital.
Imposible no cuestionar si el ser uno de los “originales” miembros de lo que hoy se llama la Cuarta transformación de la Vida Pública Nacional, significará en los hechos una ventaja competitiva al momento de designar candidatos.
La propia Claudia Sheinbaum hizo apología de lo anterior.
Y así se asumió, como “auténtica morenista”.
¿Qué pasará con quienes no lo son?
¿Estarán destinados a conformarse con lo que quede de las migajas de los premios de consolación?
En muy poco tiempo se verá.
A medida que se vayan depurando los aspirantes y aplicando los respectivos filtros, tanto en Puebla como en otras entidades federativas, se irá viendo qué tan importante será el peso específico de haber llegado primero al partido.
Por lo menos hoy, a estas alturas y de acuerdo al manejo discursivo de quienes realmente llevan las riendas del oficialismo, pareciera que sí será un factor que defina ganadores y perdedores en esta coyuntura electoral.
La última, por cierto, en donde Morena tendrá una importante ventaja con respecto a sus opositores.
