Por Valentín Varillas
A más de 17 años del caso Lydia Cacho, el tema Mario Marín sigue siendo muy rentable en el ámbito político.
Si bien es un asunto que tiene que ver con la impartición de justicia, ésta ha llegado en coyunturas electorales de mucha importancia para el grupo en el poder.
Fue Rafael Moreno Valle Suárez, padre del ex gobernador de Puebla, quien movió los hilos para que el Juzgado Segundo de Distrito en Quintana Roo, reviviera la orden de aprehensión que tenían congelada en contra de Marín.
Este había violado los pactos políticos acordados con su malogrado hijo, al aparecer en el 2019 en un acto de campaña a favor de Alberto Jiménez Merino.
Juran los enterados que esta acción contó con el visto bueno de Palacio Nacional.
Era febrero del 2021, pocos meses antes de una de las elecciones más importantes para la 4T.
El efecto mediático de la detención del góber, abonó a la buena imagen de un oficialismo, que si bien no pudo alcanzar la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, se alzó con el triunfo en 11 gubernaturas.
Ahora, la detención de Adolfo Karam Beltrán, de la mano de las constantes referencias que en la mañananera se hacen del escándalo que protagonizó el exgobernador poblano, son una muestra de que el tema tiene todavía mucha tela para cortar.
Que hay Marín y preciosos para rato.
Y falta Kamel Nacif.
Un personaje directamente involucrado en esta trama y que es de alto impacto mediático en términos de opinión pública y publicada.
Otro diamante en potencia para poderse utilizar, para los fines que a los interesados convenga.
Sobre todo, en estos tiempos de sucesión presidencial.
El gobierno de López Obrador siempre ha sabido dónde y cómo se mueven quienes formaron parte del Lydia-gate.
Desde hace años, es un secreto a voces en el submundo de la política y la abogacía en este país.
La propia Lydia Cacho, el 19 de junio del 2020 publicó estas líneas en su cuenta de Twitter:
“Una fuente al interior de la Agencia de Investigación Criminal, me informa: ya localizamos al ex gobernador Mario Marín, sigue en México, pero el Fiscal General no tiene interés en su detención ¿y si usted va por él doña Lydia?”
Por cierto, hablando de coyunturas políticas, este anti-marinismo que se respira en el discurso del presidente López Obrador ¿podría tener implicaciones directas en el proceso de selección del candidato de Morena a la gubernatura de Puebla?
Seguramente.
Es un flanco abierto del que no existe defensa mediática efectiva.
Vaya carga.