Por Valentín Varillas
La prioridad número uno de Morena en Puebla, será no perder en la capital y los municipios conurbados.
Ahí se concentra la mayor cantidad de votantes de todo el estado.
Ahí está también el sector más crítico de esta Cuarta Transformación.
Aquellas clases medias que han sido fustigadas en el discurso presidencial y que en lo económico se han visto afectadas por políticas públicas que las han empobrecido.
A pesar de que, a nivel estatal, las encuestas muestran una importante ventaja del oficialismo, en el histórico reciente hay razones de sobra para preocuparse.
En la extraordinaria del 2019, a pesar de su victoria, a Miguel Barbosa no le fue nada bien en zonas urbanas.
Ahí perdió de manera clara, demoledora, contundente.
El mismo destino sufrieron los candidatos del partido guinda en el 2021.
Enormes los ridículos en la capital, San Andrés y San Pedro Cholula, Coronango y Cuautlancingo.
Demoledores referéndums a los gobiernos emanados del Movimiento de Regeneración Nacional.
Un rechazo que no deja lugar a dudas.
Este contexto tal vez explica el por qué los precandidatos al gobierno del estado hacen mucho hincapié en su supuesta cercanía con los empresarios.
Intentan vender moderación, confianza por parte de los dueños del dinero.
Quieren alejarse de aquellos radicales extremos que espantan al votante promedio que habita en ciudades con una importante concentración poblacional y recuperar parte del capital político perdido a partir del 2018.
Aquel año en donde el fenómeno López Obrador los llevó a la victoria.
De cara al 24, luce más complicado.
Andrés Manuel no aparecerá directamente en la boleta y aunque todos los días hace proselitismo a favor de su partido, en términos de política real simplemente no es lo mismo.
El propio presidente ataca al perfil de ciudadanos que sus “corcholatas” poblanas intentan conquistar.
En este complicado contexto será importante la elección de un candidato cuya personalidad conecte con quienes votan en las zonas urbanas del estado.
Sin duda.
A la par, desde ahora ya podemos anticipar en qué municipios se intensificará el peso de la operación electoral de las estructuras públicas, en sus diferentes niveles de gobierno.
Esas que, prometen, se dejarán sentir como nunca.
A ver si les alcanza.
