Por Valentín Varillas
La oposición puso en manos del presidente López Obrador los tiempos de la elección de su candidato para el 2024.
Otra vez, bailaron al son que les marcó.
El presidente adelantó los tiempos de la sucesión y metió a su ritmo a quienes son sus adversarios.
Tal y como lo lleva haciendo cada día de su gobierno con las famosas “mañaneras”.
Esas en donde el jefe del ejecutivo define los temas y las polémicas de la agenda nacional.
En este foro, que siguen al pie de la letra todos los medios masivos del país, se etiquetan a amigos, enemigos, aliados e indeseables, con una facilidad que espanta.
La mayoría de las veces, sin el menor sustento, prueba o dato duro.
Esto alienta a sus más severos críticos que dedican varias horas de su tiempo, hacen un esfuerzo titánico y se desgastan para subirse con todo al ring de los madrazos.
Se trata de una cruzada que tienen de antemano perdida.
Acaban siendo los principales promotores y difusores de los contenidos del discurso público oficial.
Han caído en el mismo engaño ahora, al momento de definir los términos del proceso más importante de su vida política: el nombramiento de quien le plantará cara al oficialismo para intentar evitar su continuidad.
Demuestran así, otra vez, que no tienen agenda propia.
Que hacen al final, lo que tanto criticaron.
Sus “precandidatos” jamás serán nombrados como tales, aunque en los hechos lo sean: como en Morena.
Harán trabajo político mucho antes de los tiempos que marca la ley electoral: como en Morena.
Por su misma condición y con este pretexto, seguramente tendrán una importante presencia en los medios más importantes del país: como en Morena.
Y lo más bizarro: también llevarán a cabo encuestas para medir el posicionamiento real de los tiradores entre el electorado potencial.
Sí, adivinó: también como en Morena.
Carentes de toda originalidad y a merced de un presidente que en público desprecian y minimizan, pero que los ha metido de lleno a su lógica de gobierno, el frente opositor festina que tendrán candidato el 3 de septiembre, antes de la definición del abanderado de la 4T.
Nada más.
No hay mucho que celebrar.
Por eso, sus pírricas victorias se basan en estas minucias y no en cuestiones fundamentales como la proyección de votos que reflejan todos los ejercicios estadísticos que se han publicado hasta el momento.
Así sus prioridades.
Así su realidad.