22-11-2024 05:49:45 PM

¿Cómo llegaremos al 24?

Por Valentín Varillas  

 

Una sociedad divida, fracturada, enfrentada; que recurre a los siempre peligrosos extremos como marco de acción y de interpretación de la realidad nacional. 

Un discurso público violento, rijoso, que sistemática e intencionalmente provoca lo anterior a nivel ciudadano, pero sobre todo, entre poderes del Estado, niveles de gobierno e instituciones. 

Rotos, por lo mismo, los canales de comunicación necesarios para su adecuado funcionamiento. 

Ese que tendría que estar más allá de colores, partidos, siglas e ideologías. 

Un tejido social que en los hechos se sostiene con alfileres, en donde la infiltración de los poderes de facto opera de manera omnipresente -como un monstruo de mil cabezas- en la política, el servicio público, la industria, el comercio y más. 

Mucho más. 

Son los mismos que, en varias regiones del país, se han convertido en la auténtica y real autoridad. 

Mandan, deciden, ordenan, dictan y someten a quienes de acuerdo al estado de derecho, deberían ejercer esas funciones. 

También están metidos en la vida interna de los partidos políticos. 

Directa o indirectamente. 

A veces, disfrazan a sus integrantes de ciudadanos honestos, ejemplares y se cuelan a las candidaturas a todo tipo de cargos de elección popular. 

En otras coyunturas, tienen un muy amplio y conveniente derecho de veto y de voto al momento de decidir quiénes sí y quiénes no pueden llegar a ser candidatos. 

Sobran historias de terror en donde quienes se han opuesto a lo anterior, han pagado con su vida semejante atrevimiento. 

La delincuencia común, organizada, o semi-organizada sigue haciendo de las suyas con mucha facilidad. 

Prácticamente con total impunidad, gracias a un sistema de procuración y administración de justicia que mayoritariamente funciona de manera corrupta, ineficaz, ineficiente y sumamente lenta. 

En todos sus niveles.  

Los más diversos robos, asaltos, ejecuciones, extorsiones y otras linduras, son un ingrediente constante de nuestro día a día. 

Cada vez con más violencia. 

La economía a nivel macro, dicen los indicadores, goza de buena salud. 

Pero los altos niveles de inflación, un fenómeno mundial, ha encarecido de manera severa la vida de los mexicanos. 

Aunque existe ya una tendencia a la baja, todavía vivimos las consecuencias de 15 incrementos consecutivos de la tasa de referencia que fija el Banco de México. 

Hoy nos cuesta mucho más adquirir insumos de consumo básico como alimentos y bebidas, ropa, energéticos o combustibles. 

Realidad que le pega de forma demoledora al poder adquisitivo de todos, absolutamente todos, pero que ha condenado a vivir con carencias a todavía más millones de mexicanos. 

Mezcle todos los ingredientes. 

Cocínelos a fuego intenso por 13 meses. 

El producto final, será el entorno más probable en el que se va a llevar a cabo el proceso electoral del 2024. 

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