Por Valentín Varillas
Dos cartas juega el grupo político de Juan Carlos Lastiri de cara al proceso de sucesión en la gubernatura de Puebla.
Ninguna es del PRI, en teoría el partido político al que se debe.
Como casi todos los “liderazgos” del tricolor, el de Zacatlán le apuesta a la continuidad de Morena en la jefatura del ejecutivo estatal.
Para nadie es un secreto que, desde hace semanas, organizó todo tipo de eventos, reuniones y encuentros en apoyo al proyecto de Alejandro Armenta.
Si bien éstos no se llevaron a cabo en la más absoluta clandestinidad –hay todo tipo de registros fotográficos- había sigilo y se cuidaban mucho las formas para “proteger” al edil José Luis Márquez, en teoría un aliado incondicional del malogrado gobernador Miguel Barbosa, pero en lo oscurito, un apoyo en la estrategia de operación a favor del senador.
En el evento de presentación del libro de Armenta sobre el Litio, llamó la atención su ausencia.
Pero ahí estaba en su representación, en un lugar de privilegio, Juan Manuel Vega Rayet, en los hechos uno de los personajes más cercanos a Lastiri aunque en el círculo político intenten vender un inexistente distanciamiento entre ellos como saldo de su paso por el gobierno federal en el sexenio pasado.
No, no hay diferencia alguna.
Siguen siendo y representando exactamente lo miso.
El 13 de enero pasado, Adán Augusto López estuvo en Puebla.
Por la tarde, encabezó en el Centro de Convenciones un foro sobre la Reforma Electoral.
Siempre acompañado, por tratarse de un asunto legislativo, del diputado Nacho Mier.
En el evento estuvieron presentes, también en un lugar de privilegio, Luis Roberto Lastiri Quirós, hermano de Juan Carlos y su hijo, Juan Carlos Lastiri Yamal.
Cuentan los enterados que para Mier, era importante la presencia de los cuasi-caciques de Zacatlán.
Que después de la ponencia del Secretario de Gobernación, tuvieron un breve, pero muy productivo encuentro.
Que sentaron las bases para empezar a platicar en aras a llegar a acuerdos de conveniencia mutua.
Quedaron que, a partir de ahí, habría seguimiento para poner ya sobre la mesa puntos específicos a tratar.
La operación electoral de los Lastiri ha sido fundamental para perfilar los proyectos de quienes en su momento han llegado a gobernar el estado.
Más allá del partido y el perfil.
De forma por demás pragmática trabajaron la zona para Melquiades, Marín, Rafael, Tony, Martha Érika y hasta para Barbosa en la extraordinaria del 2019.
Y así lo harán en el 2024.
Pragmatismo puro; más allá de las estorbosas ideologías y la inservible fidelidad partidista.
Lo raro en estos casos, no es que Latiri juegue su carambola de varias bandas.
Lo que llama la atención es su ausencia física en los eventos públicos más importantes que hasta la fecha han organizado los dos perfiles con mayores posibilidades de competir por el partido oficial.
Él, siempre tan protagónico.
Él, permanentemente ávido de reflectores y reconocimiento público.
¿Qué pasará?
¿Tendrá algo que ver aquí la liberación de Rosario Robles y la traición de miembros de su círculo cercano, entre ellos el propio Juan Carlos, para garantizar su encarcelamiento?
En teoría, ambos temas no tendrían nada que ver.
En la complicada lógica en la que se mueve la política real, todo puede pasar.
Sobre todo cuando existen vendettas pendientes que, por su gravedad, tarde o temprano se tendrán que saldar.
