Por Valentín Varillas
Dos hechos recientes reflejan con toda claridad lo que fue el paso de Ignacio Alarcón por la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial.
El primero, la indiferencia con la que tomó la invitación hecha por el gobernador del estado a los empresarios para sentarse a plantear una estrategia de trabajo conjunto encaminada a evitar que la industria poblana siguiera contaminando los mantos freáticos del estado.
Principalmente el Atoyac.
Para nadie es un secreto el hecho de que sectores como el textil, no cumplen con la obligación legal de echar a andar sus plantas de tratamiento de aguas y residuos, arrojándolos en las márgenes de ríos y barrancas.
Funcionarias como Olivia Salomón y Beatriz Manrique, buscaron un acercamiento concreto a través del Consejo, pero se toparon con pared.
Alarcón optó por hacer oídos sordos y tolerar las violaciones sistemáticas a la norma que llevan a cabo algunos de sus agremiados, antes de invitarlos a respetar el estado de derecho.
Prefirió la polarización en vez del diálogo y la construcción de acuerdos, en un tema que compete directamente a empresarios y gobiernos.
Hace un par de días, la beligerancia discursiva continuó cuando aseguró que el gobierno del estado no invertía el dinero producto del cobro del Impuesto Sobre Nómina en la “promoción” de Puebla.
Esta Puebla que hoy se promueve a nivel nacional e internacional a través de una marca que lleva el nombre del estado y a través de la cual se llevan a cabo intensas campañas mediáticas con las que se publicitan lo más representativo del sector industrial, comercial, artesanal, turístico y gastronómico.
A pesar de las consecuencias económicas de la pandemia, este 2022 ha dejado una derrama económica en el sector turístico de 8 mil millones de pesos y el nivel de ocupación hotelera en los llamados Pueblos Mágicos supera el 90%.
Esta Puebla que fue seleccionada por el grupo Volkswagen como receptora de una inversión superior a los mil 300 millones de dólares para llevar a cabo la fabricación de sus vehículos eléctricos.
El primer paso, la planta de pintura, con un valor superior a los 760 millones de dólares, ya se empezó a construir.
El consorcio alemán podía haber optado por llevar a cabo este proyecto en alguna de sus otras 121 plantas que tiene alrededor del planeta.
Algo vieron aquí.
Como seguramente algo les llamó la atención también a los empresarios del sector del transporte, que decidieron que Puebla fuera la sede de la Expotransporte ANPACT 2022, la exposición de vehículos pesados, de carga y pasaje más grande e importante del continente americano.
Nada más.
La declaración de Alarcón es además ruin.
En plena pandemia, el gobierno estatal emitió un decreto en donde se eximía del 100% del pago del ISN a contribuyentes que tuvieran de 1 a 10 trabajadores.
El 50% a empresas y comercios de 11 a 50 trabajadores.
Y el 100% de exención en el pago de recargos y actualizaciones a contribuyentes que empleaban a más de 50 personas.
Por cierto, en este contexto de exigencia en el que se mueve el “Taico” ¿cómo andará la evasión de este impuesto entre los socios del CCE?
¿Y de otros impuestos?
¿Cumplirán con el total de sus obligaciones fiscales –estatales y federales- con la misma contundencia con la que exigen que el gobierno haga lo que sí hace?
¿Cuántos y quiénes aguantarían una serie de auditorías?
Pero sobre todo: ¿qué habrá hecho Alarcón durante su gestión para fomentar entre sus agremiados el cumplimiento de sus obligaciones?
Le aseguro que nada, como en muchos otros rubros, no hizo absolutamente nada.
Buen espejo en el que seguramente no se querrá ver nunca Héctor Sánchez, el nuevo presidente de este organismo empresarial.
