Por Alejandro Mondragón
La exalcaldesa Claudia Rivera Vivanco fue colocada en el banquillo de los manejos manejos financieros en su gestión.
El probable daño patrimonial ascendería a 891 millones de pesos, como parte de la revisión a los ejercicios fiscales del 2019 y 2020, detectado por la Auditoría Superior del Estado.
El tema que propicia el debate entre los más que señalan las anomalías y piden castigo y los menos que la exoneran.
Los señalamientos caen como bomba en el equipo que últimamente se había incrustado en la campaña la presidencial Claudia Sheinbaum.
El presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena han sido muy cuidados en alejar personajes impresentables de las cartas más visibles a ocupar Palacio Nacional: la propia jefa de gobierno de la Ciudad de México, el canciller Marcelo Ebrard y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Rivera Vivanco tendrá que explicar y comprobar los presuntos desvíos en esta coyuntura en la que se revisa con lupa quiénes se suman y cuáles se restan en los grupos que aspiran a darle continuidad a la Cuarta Transformación.
Ya lo gritó López Obrador el 15 de septiembre: “Muera la corrupción”.
No basta una declaración pública de “no robé”, sino de comprobarlo.
Los ánimos políticos están más que caldeados y aquellos personajes como Rivera Vivanco que ya se veían en el equipo de Sheinbaum seguro entenderán que falta mucho camino por recorrer.
Y todos, todas, son vigilados/as para evitar dolores de cabeza posteriores.
