23-11-2024 07:38:59 AM

Limpiar a Nacho

Por Valentín Varillas

 

En la lista de involucrados en la vomitiva trama de la llamada “Operación Angelópolis”, uno y sólo uno saldrá puro, limpio, virgen e inmaculado en lo que al proceso legal se refiere.

Obviamente se trata de Ignacio Mier.

Y la razón, tiene que ver con un tema de jerarquías.

Nada más.

Esas que mi abuelita decía que existen en todos los aspectos de la vida y que, aseguraba, “no son pendejas”.

La lógica es muy simple: el dueño del chiquero trasciende siempre a la piara de cerdos que, invariablemente, terminan en el matadero.

Y lo mismo pasará en esta historia.

Aquí, todos son prescindibles menos él.

Por muchas razones.

De entrada, por supuesto, las de naturaleza política.

Y es que, limpiar a Mier jurídicamente trae una serie de beneficios potenciales que en el papel lucen muy interesantes.

De entrada para él.

Continuar en el ánimo del presidente y seguir fungiendo como alfil en el tema legislativo en lo que resta del sexenio.

Mantener la posibilidad de continuar vigente en la política a través de distintas opciones.

Garantizar que su hijo, edil de Tecamachalco, siga teniendo un tránsito terso en lo que resta de su administración y que aquellos atípicos y muy sospechosos hechos de violencia que hoy tienen a quien fuera su Secretario de Seguridad Pública en la cárcel, queden condenados al olvido.

En una de esas, hasta podría aspirar a la reelección.

Algo parecido sucede con su hija Daniela, diputada local, quien fue parte del grupo de legisladores de Morena, opositores al gobernador, que fueron a Casa Aguayo a fumar la pipa de la paz.

No fue casual el lugar que decidió ocupar en la foto oficial del encuentro.

Mucho menos el simbolismo de aparecer tomada del brazo de Miguel Barbosa en señal de alianza.

Por todo esto y más, el discurso público de Mier irá mutando a partir de que avancen los procesos legales del orden federal, que de acuerdo con la investigación de la UIF, lo involucran directamente en actividades de lavado de dinero y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

La solidaridad mostrada a su socio y amigo, Arturo Rueda, cuando fue detenido y consignado por el delito de extorsión, se convertirá en traición y abuso de confianza cuando sienta que su propia libertad esté en peligro.

Se dirá engañado.

Gritará a los cuatro vientos que, a pesar de tener una participación accionaria en la empresa señalada en estos delitos, él estaba completamente ajeno a las decisiones que ahí se tomaban y que tenían que ver con el manejo financiero de la misma.

Será el inevitable, pero necesario control de daños.

El único que lo puede dejar medianamente bien librado de este monumental cagadero.

Y también, el único que a estas alturas se puede llevar a cabo.

Mier ha tenido que aprender a leer algunas señales demoledoras:

El presidente López Obrador estuvo en Puebla el sábado 14 de mayo.

El lunes 15, empezaron a llegar, vía WhatsApp y desde distintos números celulares, los documentos originales que son la columna vertebral de la investigación.

Poco después, se dio a conocer que eran la materia prima del reportaje que publicarían el lunes 16 los periodistas Néstor Ojeda y Víctor Hugo Arteaga.

El silencio del presidente en la mañanera de ese día ha sido ensordecedor.

Lo sigue siendo hasta la fecha.

Raro, muy raro en un mandatario que no escatima esfuerzos en defender a los suyos de cualquier tipo de señalamientos mediáticos o periodísticos, por menores que sean, arremetiendo con todo en contra de sus autores.

Ni una palabra sobre una investigación que involucra delitos mayores. 

Nacho a estas alturas, no tiene muchas salidas si pretende salir bien librado de semejante escándalo.

Tendrá que empinar a quien tenga que empinar sin importarle las consecuencias.

Dos de sus cómplices están en la cárcel y gozan de un desprestigio unánime, monumental.

El otro, si existe, nadie sabe quién es o dónde está.

El famoso Florentino se ha convertido en una especie de leyenda urbana, como La Llorona o El Chupacabras: todos hablan de él, pero nadie lo ha visto.

¿Injusto?

No, si partimos del hecho que asociarte con los políticos es el equivalente a venderle tu alma al diablo.

Y el diablo nunca pierde.

Al final, se las ingenia para acabar cobrando.

El que tenga salidas legales, no significa necesariamente que este tema no sea un madrazo monumental para Mier, sus aspiraciones y sus alcances políticos en el corto plazo.

Llega débil, disminuido al que, en su óptica, tendría que haber sido el momento cumbre de su carrera.

Lo peor para él y aquí es en donde aparece la justicia poética, es que no tendrá más remedio que avalar, legitimar, aplaudir y levantarle la mano a quien resulte el candidato de Morena al gobierno del estado.

Vaya desenlace genial a una trama de película.

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