25-04-2024 09:18:37 PM

Reforma: ¿teatro o suicidio?

Por Valentín Varillas

El más probable: que la famosa y polémica Reforma Eléctrica salga tal y cómo “acordó” el gobierno mexicano con John Kerry, el enviado para asuntos del Clima del presidente Biden.

Tercera visita para revisar el mismo tema.

Como testigos y avales de su cumplimiento, salieron en la foto el embajador en México, Ken Salazar y cerca de 20 empresarios del ramo energético con intereses e inversiones en México.

Al centro, el presidente López Obrador y su eterna sonrisa; esa que utiliza para vender que todo le sale exactamente como él quiere.

A botepronto, las declaraciones optimistas : las que en teoría refuerzan los lazos de amistad y cooperación entre los dos países, las que juran que los gringos se fueron felices por la iniciativa de ley que votará el legislativo nacional, con la consecuente garantía de que sus inversiones en el país no corren ningún riesgo.

Estos antecedentes indicarían que, por lógica elemental habrían cambios radicales a la columna vertebral de la Reforma y que, efectivamente, los empresarios y el gobierno de los Estados Unidos no tienen nada que temer.

En este contexto se entendería la contundente negativa de los partidos de oposición, a votar en el pleno la iniciativa, tal y como la envió el jefe del ejecutivo federal.

Llama particularmente la atención la postura del PRI, el partido que más dudas sembró sobre si acabaría traicionando o no la alianza que mantiene con PAN y PRD, dándoles los votos necesarios para su aprobación a Morena y sus rémoras legislativas.

Este escenario no sería necesariamente una catástrofe para López Obrador.

Mantendría la relación con los vecinos del norte intocable, algo fundamental por lo que representan las remesas que envían los mexicanos que viven en aquel país para la economía y tendría materia prima de sobra para la victimización en el discurso.

A pesar de su aval, llevaría a cabo su tradicional teatro de sombras para envolverse en la bandera de la soberanía, fustigar la política injerencista e imperialista estadounidense y vender ante su voto duro que, nuevamente, los opositores, conservadores y neoliberales, han sido, son y serán, los auténticos enemigos del país.

Sin embargo, todo parece indicar que algo cambió y de manera radical.

Las risas, la buena voluntad y las certezas que se detonaron con la visita de Kerry, mutaron rápidamente en preocupación.

El gobierno de Estados Unidos, a través de su Representante Comercial, Katherine Tai, envió una carta a la Secretaria de Economía Tatiana Clouthier, en donde expresa la “preocupación” de los empresarios de su país, por el  rumbo que está tomando el tema de la Reforma Energética mexicana.

Y no es poca cosa.

Hablan de pérdidas potenciales de más de 10 mil millones en inversiones y dejan una amenaza velada de acudir, si no se respetan los términos del Nuevo Tratado de Libre Comercio de américa del Norte en materia energética, a los juicios y arbitrajes ante tribunales internacionales.

¿Se imagina si el gobierno mexicano los pierde?

¿De dónde sacarán recursos para las sanciones, compensaciones y demás?

El presidente, ya envuelto en la bandera nacional, grita a los cuatro vientos que la Reforma va, tal y como él la quiere.

Que no le cambiarán ni siquiera una coma.

¿Teatro o verdad?

¿Nos podemos dar el lujo de lastimar la relación con nuestro principal socio comercial?

Con quien compartimos más de 3 mil kilómetros de frontera , quien ha recibido y dado trabajo a más de 11 millones de connacionales que, insisto, son hoy el pilar único de la economía nacional, ante el rotundo fracaso del actual gobierno federal de generar la confianza necesaria para la atracción de inversión productiva.

Uno podría pensar que no hay manera de que esto sucediera.

Las locuras del emperador nos indican sin embargo que a estas alturas, en México todo puede pasar, por inverosímil que parezca.

Aquí ya, la realidad supera la ficción.

 

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