20-04-2024 10:39:32 AM

Marcelo, Puebla y el proyecto

Por Valentín Varillas

Marcelo Ebrard estará en Puebla el miércoles próximo.

Vendrá acompañado del subsecretario de Educación Superior de la SEP federal, Luciano Concheiro Bórquez.

Acompañados por el gobernador del estado, Miguel Barbosa, firmarán un convenio mediante el cual universidades públicas del país podrán brindar educación superior a distancia a los migrantes.

El tema es de suma importancia; es más, sin exagerar, puede ser catalogado como “histórico”.

Y es que, quienes han tenido que abandonar el país para buscar un mejor nivel de vida, sobre todo en los Estados Unidos y que por su status migratorio es imposible que ingresen a una universidad en ese país, van a tener la oportunidad de obtener un título profesional en una institución pública mexicana.

No es casual tampoco, que Puebla haya sido seleccionada como sede de la firma de este acuerdo.

Es el primer paso importante que se da para trasladar al estado temas que son considerados como de alta prioridad en la SEP.

En el esquema de descentralización de dependencias federales anunciado desde el inicio del sexenio de López Obrador, la instancia encargada de la educación pública nacional tendría su centro de operaciones aquí.

Pésele a quien le pese, nuestro estado sigue siendo referencia obligada y ejemplo por la calidad de su oferta educativa.

Y qué mejor inicio que el echar a andar un programa con estas características que seguramente reportará grandes beneficios.

Pero más allá de lo educativo, que sin duda es el eje central del acuerdo que firmarán la Cancillería, la SEP y las universidades públicas, podría haber un beneficio político importante para Marcelo Ebrard.

El haber abonado a que los migrantes puedan cursar una carrera y obtener un documento perfectamente avalado y protocolizado por las autoridades educativas mexicanas, que los convierte oficialmente en profesionistas, no es poca cosa.

Y seguramente será valorado por los propios estudiantes y sus respectivas familias.

Esas que no votan en México, pero que tienen una enorme influencia en sus respectivas comunidades, simplemente por los miles de millones de dólares que ingresan mensualmente a la economía nacional por concepto de remesas.

Nada mal para abonar a un proyecto político personal para el 2024, que no solo ha reconocido públicamente el propio Ebrard, sino que ha declarado que hará todo lo que esté en su manos para convertirlo en realidad.

Este puede ser un ejemplo muy claro de que va en serio.

Echarse a la bolsa a parte de la gran comunidad de mexicanos que viven en la Unión Americana, significa en los hechos una ventaja competitiva muy valiosa en la próxima carrera presidencial y una estrategia para darse a conocer y posicionarse en un segmento que, insisto, puede traducirse en una muy buena cantidad de votos. 

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