18-04-2024 01:07:31 PM

¿Y cómo llegó Facundo?

Por Valentín Varillas

 

No, esta no es otra columna sobre las corruptelas de Facundo Rosas como funcionario público.

En este espacio se han detallado de sobra, en decenas de entregas, en tiempo real y con todo detalle.

Lo interesante aquí, es contar la historia de cómo llegó a la Secretaría de Seguridad Pública estatal en el gobierno de Moreno Valle, si venía cargando un nada honroso prestigio como integrante del equipo de seguridad de Vicente Fox y sobre todo, de Felipe Calderón.

El responsable de su llegada a Puebla fue Eduardo Medina Mora.

El mismo que en su momento, con el aval del entonces presidente Felipe Calderón, perfiló a Ardelio Vargas como primer titular de la SSP del morenovallismo.

Rafael vio en Facundo, no a un perfil efectivo para llevar las riendas de su estrategia para combatir a la delincuencia, sino al personaje ideal para la implementación de un muy atractivo modelo de negocios, que tenía como eje central el formar una sociedad con estas organizaciones criminales.

Millones y millones de pesos entregados en efectivo, por debajo del agua, fuera del alcance de cualquier auditoría u órgano de control interno.

Una mina de oro para el enriquecimiento personal en la coyuntura de darle forma a un proyecto presidencial que obsesionaba al entonces gobernador.

En ese tema en específico, Rosas Rosas era un auténtico experto.

Hizo sus pininos en el sexenio de Fox, como parte de la AFI, pero se doctoró en su paso por la Secretaría de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón.

La estrategia, a pesar de lo que pudiera pensarse, no era tan complicada.

Favorecer siempre a un solo grupo criminal, combatiendo a los cárteles rivales que les peleaban el territorio y pactar con los beneficiados “estrategias” comunes, encaminadas a evitar que aumentaran algunos delitos de alto impacto social y se viera afectada la imagen del gobierno.

Para no ser tan obvios y ponerse en evidencia, se seleccionaban los infaltables “chivos expiatorios”.

Personajes menores, prescindibles, miembros del grupo consentido, cuyas capturas se promocionaban con bombo y platillo como grandes logros de aquella famosa guerra que Calderón le había declarado a la delincuencia.

Todo esto maravilló a Moreno Valle, quien no tuvo empacho alguno en aplicar el modelo al pie de la letra en el estado, sin importarle que, con estas acciones, en Puebla se sentaban las bases para operar un gobierno criminal.

Las andanzas y antecedentes de Facundo eran de sobra sabidas.

Anabel Hernández, la periodista que mejor maneja y sigue manejando el tema de la operación de las organizaciones criminales en el país y su relación con corporaciones de seguridad, instituciones y servidores públicos y representantes de todos los niveles de gobierno, incluyendo a quienes se han desempeñado como jefes del ejecutivo, le dedicó a Facundo varias líneas en su libro “México en Llamas”.

Todas, tenían como eje central actos de corrupción y acuerdos con organizaciones criminales.

Todos estos antecedentes, que para cualquier gobernante hubieran sido suficientes para descartarlo como encargado de la seguridad de sus gobernados, en la lógica de Moreno Valle fueron valiosos activos que lo motivaron a integrarlo a su gobierno, a como diera lugar.

Facundo hoy está preso por su presunta responsabilidad en el operativo ¨Rápido y Furioso”, algo que no se veía venir, pero que podría abrir una auténtica Caja de Pandora con elementos que seguramente serán del interés de las autoridades norteamericanas que llevan los juicios de Joaquín Guzmán Loera, Genaro García Luna, Jaime Cárdenas Palomino y Ramón Eduardo Pequeño García.

Será, seguramente, un tema de tiempo.

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