10-11-2024 04:26:40 AM

Historias olvidadas

Por Jesús Manuel Hernández

 

Las frases toman fuerza por la construcción gramatical, en el tono de voz la afirmación se aprecia como falsa o verdadera y por supuesto un factor importante es quién pronuncia la frase.

El 18 de octubre de 1972, el gobernador interino de Puebla, Gonzalo Bautista O’farrill, pronunció ante una manifestación organizada por la derecha poblana un discurso que fue histórico y que a los pocos meses le costaría el cargo.

Bautista le ordenó al procurador Raimundo Zamudio Muñoz la aprehensión de Sergio Flores Suárez, entonces rector de la UAP, del ingeniero Luis Rivera Terrazas, Enrique Cabrera Barroso y Alfonso Vélez Pliego, por considerarlos responsables de actos contrarios a la legalidad y el orden público en la entidad.

Aplaudidores de aquella memorable orden fueron los líderes empresariales, los priístas y por supuesto los enemigos de la universidad pública.

El escenario no era similar a lo que hoy vivimos los poblanos, la sociedad estaba muy polarizada y había vivido las confrontaciones entre los grupos de poder y los universitarios. La derecha pidió un gobernador fuerte y que pusiera orden, así llegó Bautista O’farrill, precedido de profundas raíces avilacamachistas, por tanto, la derecha poblana lo respaldó y él, al sentirse respaldado por la sociedad, emprendió la acción contra las autoridades universitarias.

Trágico fue el discurso del 18 de octubre que abarcó las primeras planas de los diarios locales al día siguiente. El gusto no le duró mucho, Bautista fue derrocado a los 13 meses de haber asumido interinamente el mandato.

En el gobierno federal las palabras de Bautista fueron consideradas desafortunadas, imprudentes, contaría después uno de los agentes de gobernación en Puebla y obligaron al presidente Luis Echeverría a pedirle que renunciara y dejara el cargo a un hombre sensato, prudente, Guillermo Morales Blumenkron.

El gobernador Luis Miguel Barbosa, 48 años después, en una conferencia desde Casa Aguayo, habló de la “deshonestidad” del rector de la BUAP, Alfonso Esparza: “El rector que dicta a la coordinación de prensa en la que se describe como el espíritu de la universidad y de la autonomía, él es el espíritu, es un hombre deshonesto y va a quedar acreditado en algún momento”.

Esas palabras pronunciadas por un hijo de vecina no significarían nada, expresadas por el Gobernador Constitucional de Puebla, tienen un peso contundente.

¿Qué sabe el gobernador para publicitar el tema de esa manera, cuando quizá el protocolo, las maneras de expresión gubernamental, debieron ser discretas, no en forma de sentencia?

Se antoja que el tema pase a otros niveles, si hay faltas del rector debe corregirlas y justificar los errores o los abusos, pero ¿debió ser el gobernador quien lo expresara? es una duda para muchos que también se peguntan cómo es vista la declaración en Palacio Nacional, acaso como muestra de fuerza o de imprudencia.

O por lo menos, así me lo parece.

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