Por Valentín Varillas
El gobernador de Jalisco quiere ser presidente de la República.
Es evidente, se nota.
Desde su pequeño coto de poder, como en su momento lo hizo Enrique Peña Nieto, Enrique Alfaro quiere dar el salto a ”la grande”.
Le ayuda el hecho de que la oposición nacional, sufra de una terrible e irremediable escasez de perfiles con potencial de competirle a la 4T en el 2024.
Aquí aplica al pie de la letra aquello de que “en tierra de ciegos…”
Para lograrlo, está implementando una estrategia muy parecida a la que en su momento llevó a cabo, con el mismo objetivo, Rafael Moreno Valle : vender la mano dura en el ejercicio de gobierno como un gran activo político.
Un guiño a los sectores más conservadores del país.
A esos personajes de muy alta influencia en la toma de decisiones políticas y económicas, que ven sus intereses afectados por el nuevo rumbo que ha tomado el país.
Para ellos, el aplacamiento violento y contundente de quienes disienten, significa el tener “gobiernos fuertes”, a quienes no les tiembla la mano la aplicación irrestricta de la ley.
Pase lo que pase y cueste lo que cueste.
No importa si al final, para hacer valer su ley tienen que violar el marco normativo vigente.
En Puebla, Moreno Valle lo ensayó a rajatabla con la aprobación de la Ley Bala, en el caso Chalchihuapan, el encarcelamiento de presidentes auxiliares y la persecución de activistas que se opusieron al cholulteca Parque de las 7 Culturas.
Las acciones llevadas a cabo en ese sexenio, fueron en su momento producto de una muy estudiada estrategia de posicionamiento político para atraer a estos grupos conservadores.
Rafael no optó por aquel estilo “autoritario” únicamente por gusto personal.
Aunque disfrutaba mucho que lo llamaran así y que sus adversarios y enemigos “le tuvieran pánico”, como él mismo aseguraba, se trató sin duda de una decisión muy estudiada.
Entre su círculo más íntimo era un secreto a voces el hecho de que, empresas internacionales, especialistas en temas de análisis de prospectiva, lo asesoraron.
Tres de ellas se manejaron en distintos momentos específicos de aquella administración : Rand, Kroll y Cubic.
Todas son famosas en la política mundial por haberse metido de lleno en importantes procesos como la integración de Alemania tras la caída del muro de Berlín y la creación de las repúblicas soviéticas tras la desaparición de la URSS.
También por estar detrás de algunos de los más duros de los duros líderes mundiales.
Hoy, todo parece indicar que Alfaro se ha decantado por una estrategia similar.
Seguramente con matices y cambios, ya que el México de hoy es muy distinto al que imperaba cuando Moreno Valle soñaba con Los Pinos.
Además, el góber de Jalisco, tan aplaudido en redes sociales por los más radicales de los radicales, tendrá que tomar en cuenta el hecho de que, ni todos los esfuerzos por venderse como un “gobernador fuerte”, ni todos los cientos de millones que le destinó a su proyecto, le alcanzaron al poblano siquiera para ser competitivo en la lucha interna del PAN por la candidatura presidencial.
