Por Jesús Manuel Hernández
A contraparte de aquella frase de “que elegancia la de Francia”, empieza a rondar la mente de los críticos eso de “que arrogancia, la de Francia”, a manera de impulsar una corriente contraria a la forma de gobernar de los políticos emanados de MORENA y con un claro intento de emular A López Obrador con Luis XIV a quien se le atribuye aquello de: “El Estado soy yo”.
Varios periodistas se han alineado en la parte de los críticos, algunos empíricos han ayudado a hacer gordo el caldo de quienes con preguntas zalameras le sirven de plataforma al presidente.
Últimamente connotados intelectuales, o economistas ajenos al sistema neoliberal, incluyendo a los representantes de las artes visuales y cinematográficas, han dado rienda suelta a sus criticas frente a las decisiones que asume la 4T, algunas de ellas derivadas de la pandemia y sus consecuencias económicas.
Al presidente parece que le cerraron la puerta y se le quedaron los dedos en medio, el machucón está siendo de cuidado y el enojo no deja de alterarle el carácter matutino, algo así como a los diabéticos que si no han desayunado a cualquier trastorno les aflora el mal genio, los gritos, el regaño.
Dos artículos en menos de una semana de Jorge Zepeda Patterson, uno en El País y otro en SinEmbargo, están dedicados a este tema, ambos centrados en una calificación: la arrogancia intelectual y moral.
En el pasado a los extremistas de la derecha se les descalificaba por no ceder ni un ápice en sus posturas; ellos, la derecha, optaban por la sentencia bíblica llevada a la política en la Edad Media: “estás conmigo o contra mí”. Y en pleno Siglo XXI, en plena 4T, la síntesis del enunciado no cambia.
Todo esto está llevando al aumento de la percepción de que MORENA no sabe gobernar. Asunto que la oposición ve en charola de plata en el corto plazo. Se afilan los cuchillos para el reparto del pastel el próximo año en los comicios pues ronda cada vez más fuerte la idea entre algunos gobernadores de que las cosas no están bien y hay que tomar sus propias decisiones al margen de la recomendación presidencial. La idea sin duda es quitarle la mayoría en la Cámara de Diputados.
Mientras tanto en Puebla, los bulos a la orden del día. Los enfrentamientos entre los niveles políticos han dejado de ser noticia. El ejercicio de gobierno por Decreto va ganando terreno. Si en el orden nacional el presidente señala a los medios de comunicación contrarios a su gestión y los descalifica, en Puebla el gobernador no se queda atrás, cada mañana la conferencia de Miguel Barbosa se ha ido convirtiendo también en un foro donde los reporteros son exhibidos por su falta de información o tendencia a desinformar o la mala fe de aquellos que no llegaron a un convenio como en el pasado.
Cada mañana los titulares del sector Salud tragan camote para explicar las cifras de los viejos y los nuevos contagiados, los muertos, las camas ocupadas, etcétera, cuando tan fácil que sería acudir a las herramientas modernas, una gráfica, una lámina de power point, bueno, hasta un pizarrón ayudaría.
O por lo menos, así me lo parece.