Por Alejandro Mondragón
Las mujeres, en su ausencia, fueron visibles.
Cuánta falta hacen.
La violencia de género no se acabará, pero ya no están dispuestas a quedarse calladas.
El sábado, poblanas se organizaron en una simbólica y significativa cadena feminista en el zócalo. El domingo marcharon y protestaron por las calles de la ciudad de Puebla.
Y ayer, en el 9 nadie se mueve, le propinaron una cachetada al poder.
Exhibieron que los gobiernos son incapaces de frenar los feminicidios por indolentes, faltos de memoria y arrogantes.
El paro nacional permeó. Entró al sistema como un cuchillo filoso para darnos cuenta que si no se remedia la crisis de género, todos perdemos.
Las mujeres dejaron en manos de las autoridades las respuestas. Si nos atenemos a la postura del presidente Andrés Manuel López Obrador nada pasará.
El mandatario, encapsulado en el mundo feliz de la avión presidencial y su rifa anda en otra frecuencia. Cree que la huelga es un ataque a su gobierno por parte de los conservadores.
Qué menor se observa ante la grandeza de las mujeres que ayer lanzaron un ya basta.
No esperemos que después del 9 nadie se mueve, los hombres y mujeres del poder vayan a moverse. Andan en su realidad virtual frente a los asesinatos y agresiones cotidianas al género.
Por lo pronto, las mujeres dieron un paso hacia delante, ¿para cuándo los hombres?
