28-03-2024 07:04:57 PM

Mujeres y 4T

Por Valentín Varillas

El 49% de los votos que obtuvo en el 2018 Andrés Manuel López Obrador, vinieron de mujeres.

Poco más de 14 millones 755 mil.

Mujeres mexicanas que optaron por un cambio radical en el país.

Por un gobierno que esperaban más honesto, con amplio sentido social, muy cercano a la gente y que tuviera entre sus muchas prioridades, el generar acciones en beneficio de ellas.

Sobre todo en el tema de su seguridad.

15 meses y 4 mil feminicidios después, pareciera que la actual administración federal no ha podido o no ha querido retribuirlas.

Como que no ha estado a la altura de la enorme confianza depositada.

Las expresiones en las calles, a lo largo y ancho del territorio nacional son claras, contundentes: no más violencia, no más muertes.

Y los gobiernos, en sus tres niveles, tienen mucho que ver en esto.

Sobre todo en lo que a la prevención, atención y sanción se refiere.

Y muy poco se ha hecho.

Más del 90% de los feminicidios que se cometen en este país quedan impunes y existe un rechazo innato por parte de las instancias en materia de procuración y administración de justicia, a clasificar muchos de los asesinatos de mujeres como tales.

Se niegan a ver que las matan por su género, por su condición de mujer.

En este complicado contexto, se han dado posturas de servidores públicos que evidencian su nula sensibilidad en el tema.

El Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien hace poco intentó perfilar una iniciativa de reforma al Código Penal Federal para eliminar el tipo penal de feminicidio y reclasificarlo como homicidio agravado.

Atreverse siquiera a proponer lo anterior, es no entender nada de nada.

La crítica fue masiva, contundente, vino inclusive del núcleo legislativo de Morena, por lo que el funcionario fue obligado a recular en una de las mañaneras del presidente.

Patético.

El propio López Obrador no se ha quedado atrás.

Los cambios en la operación del programa de guarderías infantiles, importantísimas para las millones de mujeres que trabajan en México, fue la primera señal.

Después, la eliminación de los refugios para mujeres maltratadas, en donde personal especializado en violencia intrafamiliar les brindaba atención.

Hace un par de días y con la opinión pública en contra, la Secretaria de Gobernación intentó matizar el hecho, proponiendo que las escuelas públicas fueran habilitadas como refugios y que su personal docente se dedicara al apoyo y orientación de las víctimas.

Penoso.

Como penoso fue el llamado del presidente a no pintar o dañar monumentos históricos a quienes marcharan el 8 de marzo, en plena indignación nacional por el secuestro y asesinato de la niña Fátima.

La cereza del pastel, en lo que a falta de sensibilidad y “valemadrismo” se refiere, fue el anuncio del inicio de la venta de cachitos para la rifa del avión que no es avión, en pleno 9 de marzo, día del Paro Nacional de Mujeres, anunciado masivamente con mucha anterioridad.

La justificación fue peor: “No sabía, no me acordaba”- lo que en los hechos significa un reconocimiento implícito de que el asesinato de mujeres en el país que el gobierna y las acciones que ellas lleven a cabo en protesta por las condiciones de violencia en las que viven, de plano no le importan.

La 4T le queda a deber a las mujeres mexicanas en este año y tres meses de gobierno.

Que su ausencia y silencio este día, sirva para sacudir conciencias y mover voluntades a todos los niveles.

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